En los países con lazos históricos con Gran Bretaña, las declaraciones del príncipe Enrique y de Meghan Markle de que un integrante no identificado de la familia real había expresado “inquietud” en torno al color de la piel del hijo de ambos podría plantear un serio interrogante: ¿Esas naciones querrán seguir manteniendo un vínculo tran estrecho con Gran Bretaña y su familia real?
Se esperaba que la entrevista sacase a la luz desavenencias en la familia real. Pero también podría generar divisiones en la “familia” de la Mancomunidad de Naciones, o la Commonwealth, como se llama al bloque de 54 países, la mayoría de ellos antiguas colonias británicas, unidos por fuertes lazos históricos. La reina Isabel II ha sido la principal impulsora de la Commonwealth.
Luego de la entrevista, el exprimer ministro australiano Malcolm Turnbull dijo que los trapitos que sacaron al sol Enrique y Meghan son otra razón para que Australia rompa sus lazos constitucionales con la monarquía británica.
“Una vez finalizado el reinado de la reina, ese será el momento de decir: OK, es hora de dejar esto atrás”, declaró Turnbull a la Australian Broadcasting Corp. “¿Realmente queremos que quien resulte ser el jefe de estado, el rey o la reina, del Reino Unido, sea automáticamente nuestro jefe de estado?”.
El valor de la Commonwealth es viejo tema de debate y hay quienes se preguntan si los países y los pueblos que fueron colonizados, e incluso oprimidos, por los británicos deben seguir asociados con su viejo colonizador. El supuesto objetivo del bloque es mejorar las relaciones internacionales, pero la relación de Gran Bretaña con sus miembros ha sido empañada por torpezas diplomáticas y por el legado imperial.
Figuras carismáticas como Enrique y Meghan fueron usadas en el pasado en actividades con jóvenes, empresarios y organizaciones voluntarias de la Mancomunidad.
La reciente entrevista, sin embargo, “abrió más todavía nuestros ojos” en relación con la Commonwealth, expresó Nicholas Sengoba, columnista de un diario de Uganda, otra excolonia británica.
Agregó que había “asuntos pendientes” en su país en relación con los abusos del colonialismo y se planteó si las naciones de la Commonwealth debían seguir “sintiéndose orgullosas de cenar” con los miembros de la familia real, a la luz de las acusaciones de Enrique y Meghan.
Meghan, quien es de raza mixta, dijo en la entrevista que un miembro no identificado de la familia real había expresado “inquietud” acerca del color de la piel del hijo que esperaba, Archie, y que el palacio real se negó a apoyarla cuando ella empezó a tener pensamientos suicidas. El Palacio expresó el martes “preocupación” por las declaraciones y dijo que la familia real abordará el tema en privado.
Las reacciones a la entrevista fueron duras, sobre todo en África. El sentir de los africanos lo resume un tuit publicado en Sudáfrica, que decía: “Son Gran Bretaña y la familia real. ¿Qué esperaban? Nos oprimieron por años”.
Meghan y Enrique viajaron a Sudáfrica en el 2019, cuando ya se veía venir su distanciamiento de la familia real e incluso hablaron de la posibilidad de radicarse en Ciudad del Cabo.
Mohammed Groenewald, quien les hizo de guía durante una visita a una mezquita de Ciudad del Cabo, dijo que todavía estaba digiriendo la entrevista, pero que, más que nada, le hizo ver el “racismo del colonialismo británico”.
“Se hace muy evidente”, expresó.
En Kenia, otra excolonia que estaba siendo visitada por la joven princesa Isabel en 1952 cuando se enteró de la muerte de su padre y de que sería reina, la residente de Nairobi Sylvia Wangari dijo que “nos molesta mucho ver a nuestra hermana africana hostigada porque es negra”. Aludía a Meghan.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau se abstuvo de comentar la entrevista. Se limitó a decir que muchas instituciones de Canadá son de origen colonial e impera en ellas un racismo sistémico, incluso en el Parlamento, y que la respuesta es escuchar a los canadienses que son discriminados, para que las instituciones puedan ser reformadas.
“La respuesta no es desmantelar todas las instituciones y empezar de cero”, afirmó Trudeau.
Acotó, no obstante, que en estos momentos enfoca todos sus esfuerzos en combatir la pandemia del coronavirus y que el debate en torno a reformas deberá esperar un poco.
Jagmeet Singh, líder del Partido Democrático Nuevo de oposición, expresó que la monarquía “no beneficia en nada a los canadienses en su vida diaria”.
La entrevista no fue difundida por la televisión en la India, el país más poblado de la Commonwealth, con 1.300 millones de habitantes, pero recibió mucha cobertura de la prensa y generó reacciones mayormente negativas.
“Detrás de la elegante fachada hay pensamientos que no son tan elegantes”, manifestó la escritora de temas de la moda Meenakshi Singh.
La abogada Sunaina Phul dijo que la Commonwealth “es relevante para la familia real, por su puesto, porque indica que gobernaron tantos lugares. (Pero) No sé por qué seguimos siendo parte de ella”.
Para la profesora retirada de Kingston, Jamaica, Carolyn Cooper, el racismo denunciado por Enrique y Meghan señala que es hora de cortar la relación con la familia real.
“La reina tiene que dejar de ser la jefa de estado”, sostuvo. La Commonwealth “es una institución con una mala reputación. Es responsable de la esclavitud de millones de nosotros que vinimos a trabajar en las plantaciones. Es parte del legado del colonialismo, del cual debemos deshacernos”.