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De repente no se les ve en los programas noticiosos dominicales y ni siquiera salen a hablar con los reporteros a la entrada de la Casa Blanca. Usualmente son ávidos de defender al presidente,  pero le han huido a las cámaras en días recientes.

Los asesores del presidente Donald Trump están brillando por su ausencia, a pesar de inédita tormenta política que afecta a Washington.

"Invitamos a la Casa Blanca a que envíe algún vocero a nuestro programa esta mañana", explicó el presentador de CNN Jake Tapper, “pero no mandaron a nadie”.

Es una estrategia ya acostumbrada en la presidencia actual: Prominentes funcionarios encuentran la manera de no estar disponibles cuando estalla alguna crisis de gravedad. Las discretas desapariciones de Jared Kushner, el yerno y asesor de Trump y de Ivanka Trump, la hija del presidente, se han convertido en tema de burla. Uno de los casos más notorios fue cuando decidieron irse a Florida en medio del cierre parcial del gobierno.

Y son muchos otros los que de repente se han ido de la ciudad en momentos críticos.

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Cuando surgió la controversia en torno a la decisión de Trump de declarar una emergencia nacional para pagar por su muro fronterizo, el entonces secretario de la presidencia interino Mick Mulvaney no estaba dando declaraciones ni en la Casa Blanca ni en el Congreso. Estaba en Las Vegas para una vacación familiar.

Luego, el entonces asesor de seguridad nacional John Bolton estaba en Mongolia cuando Trump se convirtió en el primer presidente estadounidense en pisar territorio norcoreano, un gesto que desagradó a Bolton quien abandonaría el equipo de gobierno poco después.

Tan es así que “saber cuándo irse de la ciudad” fue uno de los consejos que el ex asesor económico Kevin Hassett recibió de su predecesor y que a su vez le remitió a su sucesor.

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La Casa Blanca no respondió preguntas sobre esa táctica. Pero aun cuando están en Washington, muchos de los funcionarios más prominentes han optado por evadir las cámaras, dejando que Trump se defienda por su cuenta mediante Twitter o en sus comentarios públicos.

Entre ellos está Hogan Gidley, vocero de la Casa Blanca, frecuente invitado en Fox News e interlocutor con reporteros a la entrada de la Casa Blanca.

Kellyanne Conway, férrea defensora y asesora de Trump, no ha aparecido en la entrada de la mansión presidencial desde su inhóspito encuentro con periodistas allí el 27 de septiembre, cuando regañó a reporteros y se negó a responder a una pregunta sobre si la Casa Blanca ha erigido un centro de comando para lidiar con la reciente crisis política.

“Fíjense que soy la única que está aquí respondiendo sus preguntas”, exclamó ese día Conway. Sin embargo, luego apareció en un evento con la primera dama Melania Trump sobre los peligros del vapeo.

En ocasiones han salido a declarar funcionarios de menor rango, como el secretario del vicepresidente, Marc Short; el director interino de la Oficina del Presupuesto, Russell Vought o el asesor económico Larry Kudlow, quien se ha negado a hablar sobre la posibilidad de un juicio político a Trump afirmando que eso es ajeno a los temas de su despacho.

Agravando el silencio está la falta total de conferencias de prensa de la Casa Blanca. Stephanie Grisham, la principal vocera presidencial, no ha ofrecido ni una sola.

“Es asombroso que están usando todos los recursos a disposición de la maquinaria de comunicaciones más poderosa del mundo”, comentó Joe Lockhart, quien fue vocero de Bill Clinton durante el proceso de impugnación en 1998. Explicó que la Casa Blanca se está perdiendo la oportunidad de propalar su punto de vista para convencer a la opinión pública.

“Nadie lo está defendiendo ni explicando su posición”, dijo Lockhart en referencia a Trump.

Muchos asesores de Trump son renuentes a hablar en su nombre por temor a que él después los contradiga. En lugar de ello, prefieren que el gobernante se defiende en Twitter o en sus propias expresiones públicas.

Pero una de las razones por las que Clinton pudo eficazmente defenderse del juicio político, comentó Lockhart, es que Clinton nunca habló de esa crisis. Delegó esas funciones a sus abogados, voceros y aliados políticos mientras él se concentraba en los asuntos presidenciales.

“Un presidente no debería ser su propio defensor”, expresó Lockhart. "Un presidente debería estar enfocado en las labores presidenciales”.

Pero a diferencia de Clinton, Trump tiene otro recurso a su disposición: un equipo de campaña bien financiado, con miras a la campaña del 2020. El equipo ha defendido al mandatario en Twitter y ha lanzado espacios televisivos calificando el proceso de juicio político como “un golpe de estado” fraguado por los demócratas para revocar los resultados de las elecciones del 2016.

Tim Murtaugh, director de comunicaciones de la campaña Trump, ha dicho que la campaña coordina diariamente con sus pares en la Casa Blanca.

"En todo momento seguimos las directrices de nuestros colegas en la Casa Blanca", comentó. "El presidente es el jefe, y somos una extensión de él. Todas las decisiones se toman tomando eso en cuenta".

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