Convertido en uno de los oráculos de las criptomonedas, el fundador de Tesla, Elon Musk, hizo temblar el precio del bitcóin al criticar su creciente impacto en el medio ambiente, lo que generó más dudas sobre el futuro de la moneda virtual.
"Nos preocupa el uso cada vez mayor de combustibles fósiles para la minería (ndlr: la emisión monetaria) y transacciones de bitcóins, especialmente el carbón, que tiene peores emisiones que cualquier combustible", dijo Musk la noche del miércoles en un tuit.
"La criptomoneda es una buena idea en muchos niveles y creemos que tiene un futuro prometedor, pero esto no puede tener un gran costo para el medio ambiente", remató.
La minería o minado de bitcóins se ha convertido en una batalla de potencia informática, con máquinas devorando electricidad mientras compiten para realizar complejos cálculos computacionales.
El jueves el multimillonario insistió. "El uso de energía en los últimos meses es una locura", tuiteó, compartiendo un gráfico del Índice de Consumo Eléctrico del Bitcóin de Cambridge (CBECI).
La tabla muestra la evolución del consumo de electricidad estimado para hacer posible la moneda virtual, que ha aumentado casi de manera constante desde 2016 y se aceleró drásticamente desde finales de 2020, sobre una base anualizada.
Actualmente ese consumo se estima en su máximo histórico, en 149 TWh (teravatio-hora, equivalente a un billón de vatios-hora).
"Si el bitcóin fuera un país, usaría la misma cantidad de electricidad por año que Suiza", dicen los analistas de Deutsche Bank en una nota.
A modo de comparación, Google consumió 12,2 TWh en 2019, y todos los centros de datos del mundo, excepto los que extraen bitcóins, consumen juntos alrededor de 200 TWh, según George Kamiya, analista de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Pero las cosas se complican al observar el rango superior de las estimaciones del CBECI. La pendiente es mucho más vertical y podría elevarse por encima de los 500 TWh si los cazadores de bitcóins, los "mineros", utilizaran equipos que consumen más energía.
El precio de bitcóin se desplomó un 15%, a su nivel más bajo en dos meses y medio, después del anuncio de Musk el miércoles de que Tesla ya no aceptaría pagos en esta criptomoneda por sus vehículos mientras su minería consuma tantos combustibles fósiles, especialmente carbón.
Los clientes del fabricante, que también invirtió 1.500 millones de dólares en la moneda virtual en febrero, podían usarla para comprar vehículos de la marca desde finales de marzo.
En el origen del cada vez más frenético consumo de energía en el mercado de bitcóins, cuya capitalización superó el billón de dólares a principios de año antes de volver a caer, está la jugosa recompensa codiciada por estos mineros, que ha llevado a multiplicar los centros de datos dedicados a la actividad.
Para cumplir con un código de seguridad de la red de emisión de bitcóins, las personas que minan deben resolver ecuaciones complejas que no tienen relación directa con las transacciones. A cambio, reciben automáticamente una recompensa en forma de criptomoneda cada diez minutos por su "prueba de trabajo".
Por ello, a medida que el precio de bitcóin aumenta, también lo hace el interés por el minado y, por ende, el consumo de electricidad.
Y entonces, también crecen las consecuencias para el medio ambiente: la revista científica Nature publicó un estudio el mes pasado que muestra que el minado de bitcóins en China, donde se genera casi el 80% del comercio mundial de criptomonedas, corre el riesgo de comprometer los objetivos climáticos de Pekín.
En este país, parte del minado se hace a costa de electricidad generada por un carbón particularmente contaminante, el lignito.
Sin embargo, para tener energía descarbonizada en China al punto de permitir la generación masiva de criptomonedas usando fuentes energéticas renovables, habrá que esperar hasta el año 2060, anticipa Bloomberg.
Respecto al minado, "muchas personas dirán que una gran parte es renovable", explican analistas de Deutsche Bank. "¡Pero una parte aún mayor no lo es en absoluto!".
Una solución a este asunto sería pasar de la "prueba de trabajo" a un sistema que consuma menos energía, lo que permitiría evitar el uso de algunos de los procesadores, algo que se ha propuesto la segunda criptomoneda, el ethereum.
Pero es difícil imaginar que el bitcóin adopte un cambio de este tipo, lo que amenazaría con hacer la red menos descentralizada y segura.
"La decisión de Tesla invita a una fuerte toma de conciencia a las empresas y consumidores que poseen bitcóins y que anteriormente no habían prestado atención a la factura ecológica", dijo Laith Khalaf, analista de AJ Bell.
"Esto muestra que la adopción a largo plazo de esta moneda por parte de empresas, consumidores e inversores es todavía muy incierta".