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Actos públicos, puerta a puerta entre los votantes, convenciones: la pandemia de covid-19 ha interrumpido la campaña presidencial en Estados Unidos, obligando a Donald Trump y a Joe Biden a repensar sus estrategias para una elección cuyo resultado podría tardar varios días en revelarse.
Habrá que olvidarse esta vez del ritmo frenético típico en la previa de una elección presidencial ordinaria en Estados Unidos.
En marzo, la pandemia puso fin de forma abrupta a los actos públicos y ahora que la campaña se reanuda tímidamente, todos se preguntan cómo serán los meses que faltan hasta el día de la votación, el 3 de noviembre, en el país más afectado por el coronavirus.
Al explicar que estaba siguiendo el "consejo de su médico", el candidato demócrata a la Casa Blanca, de 77 años, anunció el martes que no organizará actos públicos masivos en esta campaña "inusual".
Biden podría reconsiderar esta decisión si la situación mejora en el país, pero dadas las nuevas oleadas de casos de covid-19, es probable nada cambie.
Después de estar confinado en su casa durante dos meses, el exvicepresidente de Barack Obama protagonizó en junio pequeños actos públicos.
Siempre protegido por un tapabocas, Biden intenta aparecer como un líder responsable, concepto repetido una y otra vez por su equipo para marcar la diferencia con su rival republicano.
"Continuaremos usando todas las herramientas disponibles para resaltar el obvio contraste entre la lenta y caótica respuesta de Donald Trump a la covid-19" y el manejo de la crisis por parte de Biden, dijo a la AFP Michael Gwin, portavoz de la campaña del demócrata.
Pero esta elección es arriesgada. Al privarse de una plataforma privilegiada como son los actos públicos, Biden se arriesga a entregar terreno al equipo de Trump, que intenta presentarlo como un anciano casi senil que evita aparecer ante la multitud.
El presidente estaba ansioso de que llegara la hora de volver a los actos presenciales, un terreno en el que se mueve como pez en el agua.
Pero su anunciado regreso en Tulsa, Oklahoma, el 20 de junio, se convirtió en un fiasco, y hoy el magnate republicano, de 74 años, corre muy por detrás de Biden en las encuestas.
Su equipo admitió el martes que todavía no tiene en agenda un nuevo evento público de campaña.
El impacto de los mítines sobre la elección de los votantes "no es suficiente para superar el de la situación económica, las preocupaciones por la salud pública o el desempleo", señaló sin embargo John Brehm, profesor de ciencia política de la Universidad de Chicago.
En Estados Unidos, las convenciones en las que los partidos designan oficialmente a sus candidatos presidenciales son por lo general un punto alto de las campañas y reúnen a miles de personas.
El panorama que espera a Biden en la convención demócrata de Milwaukee, Wisconsin (17-20 de agosto), será, no obstante, sumamente diferente.
Aunque prometió acudir a la cita en persona, el evento casi no contará con público y será seguido mayormente en línea, de forma remota.
Trump presionó a la vez a su partido para cambiar el lugar de la convención republicana porque no estaba satisfecho con las restricciones sanitarias impuestas por las autoridades demócratas de Carolina del Norte.
El evento se llevará a cabo finalmente en Jacksonville, Florida, entre el 25 y el 27 de agosto.
Irónicamente, este lunes las autoridades de esa ciudad dispusieron el uso obligatorio de mascarillas debido a una serie de casos de covid-19.
En estas condiciones, ¿se apiñarán sus partidarios tanto como el candidato republicano espera?
El puerta a puerta típico de las campañas en esta oportunidad estará ausente.
Ese es, para el Partido Demócrata, "el terreno en el que ha residido tradicionalmente su fuerza", indicó Brehm.
En términos de presencia en las redes sociales y de solidez financiera, en cambio, Trump le saca a Biden una clara ventaja.
El republicano ha logrado, gracias a las herramientas desarrolladas por su equipo de manejo de redes, dirigirse a los votantes con gran precisión.
Los demócratas están tratando ahora de ponerse al día.
Con la pandemia, millones de estadounidenses optarán sin duda por el voto por correspondencia, lo que puede tener repercusiones sobre el tiempo de difusión de los resultados.
En una experiencia reciente, llevó una semana conocer el resultado de una primaria realizada en el pequeño Kentucky, divulgado finalmente el martes.
¿Qué se podrá esperar entonces de una votación a nivel nacional en un país de 330 millones de habitantes, donde los conteos son lentos y las filas para votar, muy largas?
Algunos temen que haya que esperar varios días antes de saber quién, si Joe Biden o Donald Trump, asumirá el mando del país en enero de 2021.
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