El Vaticano ha aceptado la "posibilidad de bendecir" a parejas "en situación irregular" o del mismo sexo sin equipararlas al matrimonio y, por ello, no ofrecerá un ritual preciso ni se impartirá a personas vestidas de boda.
La Congregación para la Doctrina de la Fe llevaba 23 años sin publicar una 'Declaración', desde la 'Dominus Jesus' (2000), pero hoy divulgó una titulada 'Fiducia Supplicans' para poner orden en el polémico tema de la bendición de parejas "irregulares".
El prefecto, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, a la luz del magisterio y postura del papa Francisco, sostiene en el preámbulo del texto que "se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo sin convalidar oficialmente su estatus ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio".
Se trata de un volantazo respecto al documento que la Congregación publicó en marzo de 2021, dirigida entonces por el español Luis Ladaria Ferrer, y que alegó que la Iglesia católica no podía impartir su bendición a las uniones de personas del mismo sexo.
En primer lugar, la nueva Declaración, de nueve páginas, analiza el origen y sentido teológico del acto de la bendición, repasándolo desde el Antiguo Testamento al resto de las Escrituras.
En la Iglesia de Francisco, la bendición equivale a un acto de "inclusión" o de "consuelo".
"En su misterio de amor, a través de Cristo, Dios comunica a su Iglesia el poder de bendecir. Concedida por Dios al ser humano y otorgada por estos al prójimo, la bendición se transforma en inclusión, solidaridad y pacificación. Es un mensaje positivo de consuelo, atención y aliento", se lee en el texto.
Sin embargo, pese a la apertura de la bendición de estas parejas, el Vaticano quiere dejar meridianamente claro que esta acción no puede confundirse en ninguna circunstancia con la institución del matrimonio, definida como "la unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos".
"Solo en este contexto, las relaciones sexuales encuentran su sentido natural, adecuado y plenamente humano. La doctrina de la Iglesia sobre este punto se mantiene firme", alega el documento.
De este modo, tacha de "inadmisible" cualquier "rito u oración que puedan crear confusión" con una boda canónica o "escándalo", como por ejemplo los "actos de bendición" que imparte actualmente el clero alemán, pese a la disconformidad de la Santa Sede.
"No se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición", sentencia la Doctrina de la Fe en la Declaración.
En definitiva, la bendición a estas parejas "irregulares" deberá consistir en una "oración breve" y "espontánea" en la que un cura podrá pedir "paz, salud, espíritu de paciencia, diálogo o ayuda mutua" a sus miembros.
El gesto, aclara la Congregación, "nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión ni tampoco en conexión con ellos", es decir, que un sacerdote no podrá acudir a un juzgado para bendecir a una pareja que se casa, por ejemplo.
Ni tampoco se impartirá cuando las parejas presenten "vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio".
Esta forma de bendición será propia de otros contextos, como la visita a un santuario, un encuentro con un sacerdote o durante la oración recitada en grupo o durante una peregrinación.
Porque, apunta el prefecto, "no se pretende legitimar nada, sino solo abrir la propia vida a Dios, pedir su ayuda para vivir mejor e invocar también al Espíritu Santo para que se vivan con mayor fidelidad los valores del Evangelio".
El documento termina con una cita del papa Francisco escrita en su catequesis sobre la oración de diciembre de 2020 y que apuntala esta nueva práctica de la Iglesia católica.
"Este mundo necesita bendición y nosotros podemos dar la bendición y recibir la bendición. El Padre nos ama. Y a nosotros nos queda tan solo la alegría de bendecirlo y la alegría de darle gracias, y de aprender de Él a no maldecir, sino bendecir", resume.
Aunque, en el espíritu evangelizador de la Iglesia de Bergoglio, como subrayó el director editorial de la Santa Sede, Andrea Tornielli, también puede servir la máxima de San Agustín, "Nemo venit nisi tractus", es decir, "Nadie viene si no es atraído". EFE