Los Ángeles (EE.UU.), 29 oct (EFE).- El mundo de la música tiene una relación complicada con Trump, desde estrellas de la talla de Taylor Swift y Elton John a bandas como los Rolling Stones o R.E.M. le desdeñan y rechazan que sus canciones suenen en su campaña. Incluso Kanye West, su gran apoyo, es ahora su contrincante en algunos estados.
La disputa entre el inquilino de la Casa Blanca y el mundo de la música comenzó mucho antes de su mandato, cuando los Rolling Stones y Neil Young se quejaron públicamente de que Trump amenizara con sus canciones los primeros actos de campaña, allá por 2015.
A las protestas se sumaron pronto Elton John -de quien el mandatario estadounidense es fan declarado-, Adele y hasta familias de artistas fallecidos como Leonard Cohen o Luciano Pavarotti, que alegan que sus valores no comulgan con los del republicano.
Cuando Trump formalizó su candidatura en 2015, el himno "Start Me Up" se convirtió en un clásico para cerrar sus primeros mítines hasta que los Rolling Stones pidieron en 2016 la retirada del tema, una disputa que escaló a una carta de "cese y desistimiento" enviada por su equipo legal este año.
A los Stones se unió Neil Young, quien afirmó que "no le gustaba la idea" de que su música sonara en actos de Trump por su "misoginia" y "racismo".
Los componentes de R.E.M. siguieron los mismos pasos y dieron otro más al recuperar "World Leader Pretend" como himno anti Trump para la iniciativa "30 días, 30 canciones", una lista de canciones protesta contra el mandatario.
Patti Smith, U2, Pearl Jam, Arcade Fire, Radiohead, Bruce Springsteen, Stevie Wonder y Guns N' Roses son algunos de los músicos que incluyeron canciones en esa lista con títulos tan sugerentes como "People Have the Power", "World Wide Suicide", "Idioteque" o "You Haven't Done Nothing".
Quien llegó algo más lejos fue Joan Baez, que encontró en el mandatario la inspiración suficiente para componer su primera canción original en más de 20 años: "Nasty Man" (hombre asqueroso/desagradable).
Y la inspiración no fue nada positiva.
"Cuando a nadie le importe un carajo sus tuits, él estará finalmente y para siempre obsoleto", terminan sus versos.
Ricky Martin fue de los primeros en alzar su voz contra Trump cuando era un aspirante del Partido Republicano con un discurso que "hervía la sangre" al cantante de "Vida Loca" por su "acoso gratuito a la comunidad latina".
Becky G, nacida y criada en Los Ángeles en una familia de origen mexicano, tampoco se alegró por la victoria de Trump: "Él no nos dividirá", dijo durante su toma de posesión al hablar "por todos los que llegaron a Estados Unidos en busca de una vida mejor".
Incluso Jennifer López recordó la separación de niños de sus familias en la frontera durante su actuación en la Super Bowl con una referencia a la jaulas que no pasó desapercibida.
Por su parte, Bad Bunny llevó en otro espectáculo una camiseta con el mensaje "Tú eres twitero o presidente?".
J Balvin, Shakira, Marc Anthony y Romeo Santos son otros de los latinos que han criticado a Trump en sus conciertos.
El mundo del pop tampoco muestra su agrado por Trump.
Ni Madonna, ni Cher, ni Katy Perry, ni Miley Cyrus han tenido palabras agradables por el presidente. Tampoco Justin Bieber, quien pide en redes sociales el voto contra él, ya que es canadiense y aunque reside en Los Ángeles no puede votar.
Los británicos Harry Styles y Adele también quieren que Trump salga de la Casa Blanca. "Soy británica pero lo que pasa en Estados Unidos me afecta", dijo la autora de "Rolling in the Deep".
Otras artistas como Billie Eilish insisten en que "Trump está destruyendo su país", mientras que Lana del Rey promovió conjuros contra él y llegó a decir que su triunfo en las urnas fue "una pérdida para la cultura".
Incluso Taylor Swift rompió el silencio en torno a sus preferencias políticas -hasta entonces una incógnita- para dejar claro que con Trump no va a ningún sitio.
Pocos aliados tenía ya Trump en los círculos musicales y este año perdió a su principal adulador.
Kanye West pasó de visitar al presidente en el Despacho Oval a decir que "todo es un caos" y competir contra él como candidato independiente en algunos estados.
Quizás el rapero 50 Cents ocupé el lugar de West tras apoyar a Trump porque no quiere que le suban los impuestos, aunque luego retiró sus palabras.
Al menos Johnny Rotten (Juanito Podrido), de los Sex Pistols, es de los pocos que mantienen su fidelidad a Trump: "La única opción responsable", asegura. EFE
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