El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, dijo este viernes que los indicadores de COVID-19 en el gran epicentro de la pandemia siguen mejorando y que están revelado una "verdad que al principio no estaba clara": que el virus no es un "igualador", sino un aliado de las desigualdades que ataca a los más vulnerables.
"Pensábamos que el coronavirus era un gran igualador porque las celebridades se estaban infectando, los jefes de estado, los atletas, la realeza. Pero bajo la superficie había una verdad que al principio no estaba clara y ahora lo está cada vez más: este virus, de hecho, discrimina y va a por los más vulnerables", declaró De Blasio en su rueda de prensa diaria.
"Para la gente trabajadora, la sanidad está determinada por el tamaño de su cuenta bancaria, no su humanidad, y eso nos lleva a un racismo estructural: hay gente en el país que siempre ha sabido que tendría disponible acceso a la sanidad y otros no han estado seguros ni un día de los servicios que podrían tener", explicó.
En la práctica, dijo, el coronavirus "discrimina" contra "aquellos que durante mucho tiempo han estado afectados por los males de la sociedad", y "se alía con las desigualdades que existen" en ella, por lo que ha atacado especialmente a quienes han "trabajado toda la vida", ancianos, "inmigrantes, comunidades de color", de quienes es "enemigo".
"Tenemos una opción, podemos ignorar estas desigualdades o abordarlas, luchar contra ellas", agregó, algo que caracteriza a los neoyorquinos, a su juicio.
Aseguró que ha sido crucial "preservar y proteger los hospitales públicos", que estaban "cerca de la bancarrota" cuando tomó posesión hace seis años, y agradeció que se decidiera invertir "miles de millones" de dólares en ellos en lugar de cerrarlos y despedir personal sanitario.
"Nadie me dio a mí ni al ayuntamiento una nota que dijera que iba a haber una pandemia en 2020 y los íbamos a necesitar, los mantuvimos porque era necesario para todo el mundo", explicó el alcalde, que agradeció su labor al personal en primera línea de los hospitales públicos, como el de Elmhurst (Queens), uno de los más impactados.
De Blasio indicó que el número de gente admitida en hospitales de la ciudad por posible coronavirus (176 este miércoles, según las últimas cifras divulgadas hoy) e ingresada en cuidados intensivos (786) sigue descendiendo, y el porcentaje de positivos entre los que se han hecho pruebas sigue bajando, hasta un 30 %.
Estados Unidos superó este viernes las 50.000 muertes a causa del COVID-19, con al menos 870.468 casos confirmados de la enfermedad, que ha llevado a la reclusión hogareña a la mayor parte de la población y ha detenido la mayoría de las actividades económicas para evitar su propagación.
La ciudad de Nueva York, con más de 16.300 víctimas fatales, sigue siendo considerada como el epicentro de la enfermedad, por ser la zona golpeada más duramente por la pandemia.