El calor extremo y las sequías previstas para final de siglo en un escenario de calentamiento moderado podrían darse antes en Europa, donde las megasequías de cinco años de duración serían más probables ya desde 2050.
Un nuevo estudio de investigadores alemanes, franceses y suizos viene a sumarse a las muchas investigaciones previas que ya han señalado la posibilidad de que las sequías extremas e incluso repentinas sean más probables en este continente.
La investigación, encabezada por el Instituto Max Planck (Alemania) y que publica Communications Earth & Environment analizó en qué momento podría producirse el estrés por calor y la sequía previstos para fin de siglo, así como el papel que puede desempeñar la variabilidad del Atlántico Norte a lo largo de las décadas.
Los autores hicieron sus cálculos para un escenario climático moderado que conduzca a un calentamiento de aproximadamente 2,25 grados centígrados para el fin de siglo.
Los niveles de calor y sequía “prácticamente imposibles hace 20 años” alcanzan probabilidades de 1 sobre 10 ya en la década de 2030, escriben los investigadores.
Los análisis sugieren que existe esa misma probabilidad de que entre 2050 y 2074 se produzcan dos años consecutivos de calor extremo, propio de lo previsto para final de siglo, y que son plausibles megasequias de cinco años.
Las temperaturas superiores a la media de la superficie del mar en el Atlántico Norte contribuirán a crear condiciones secas y calurosas en Europa y las temperaturas de fin de siglo serán dos veces más probables en décadas a partir de 2030 en esas condiciones.
Además, todas las formas de estrés térmico (cuando el aire es cálido y húmedo durante el día o caluroso durante la noche) podrían alcanzar una probabilidad de 1 entre 10 en el periodo de 2030 a 2039.
Los autores concluyen que la variabilidad climática del Atlántico Norte podría aumentar la frecuencia de los periodos plurianuales de calor extremo y sequía en Europa, y que es preciso aumentar la preparación ante tales acontecimientos devastadores.