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Muchos en esta zona de Illinois, llena de siembras y casas modestas, apoyan al expresidente Donald Trump y sus políticas de mano dura en temas de inmigración. Sin embargo, escogieron en mayo a un inmigrante mexicano como alcalde de esta ciudad de unos 3.600 habitantes.
Jesús Garza, un mecánico de 51 años que lleva más de dos décadas en Arcola, Illinois, divide ahora su tiempo entre su taller y el ayuntamiento, intentando mejorar el alumbrado de las calles y la seguridad, ya que la ciudad sólo cuenta con un policía por turno.
Asegura sentirse agradecido de la confianza depositada en él por sus vecinos estadounidenses, quien siempre le han mostrado apoyo y le han visto prosperar, asegura. El apoyo, dice, lo ha tenido desde que empezó a trabajar como mecánico para un ciudadano local hasta que abrió su propio taller hace 17 años y ahora cuenta con tres empleados.
"La gente de aquí me ha dicho ‘nosotros no votamos por un partido republicano, no votamos por demócratas, votamos por ti, por la persona que tú eres’," dijo durante una entrevista con la AP cuando se le preguntó cómo es posible que partidarios de Trump voten por un inmigrante mexicano.
Trump, quien fue presidente de 2017 a 2020, impuso diversas disposiciones para frenar la inmigración ilegal en Estados Unidos. Entre otras cosas, aprobó medidas extraordinarias para limitar el asilo, acusando de criminalidad a cualquiera que entrara a Estados Unidos sin autorización desde México, lo cual se tradujo en la separación de miles de niños de sus padres en la frontera. Durante su campaña electoral, calificó a los inmigrantes mexicanos de criminales.
Garza nació en Cadereyta Jiménez, la “capital escobera de México”, en el norteño estado de Nuevo León. Quería estudiar ingeniería automotriz pero la universidad era demasiado cara y acabó siendo mecánico, dijo. La falta de empleo, sin embargo, le forzó a trasladarse a Arcola, donde su padre trabajaba en una fábrica de escobas.
Garza llegó a la ciudad en 1993 con su esposa y un bebé de nueve meses gracias a una visa de turista. Su padre, que ya era ciudadano estadounidense, inició el proceso para arreglar el estatus migratorio de su hijo.
Sin hablar ni una palabras de inglés, Garza empezó a trabajar en la fábrica de escobas, el principal empleador de la ciudad. De hecho, dijo, las escobas se hacían con una espiga que se cultiva en México y así fue cómo el padre de Garza, Joaquín, acabó en Arcola, ubicada a unas dos horas en automóvil desde Chicago.
Garza pasó meses durmiendo tan sólo cuatro horas porque trabajaba en la fábrica de noche y en un taller de automóviles de día. Hasta que su patrón en el taller le ofreció un aumento de sueldo y le mandó a estudiar inglés.
“Imagino que él vio en ese entonces potencial en mi,” dijo Garza. “Saben que quieres aprender, que quieres trabajar. Imagino que pensó ‘vamos a ver lo que pasa con él, con el muchacho’, y pues no lo defraudé. Siempre trabajé como él quería y siempre hice todo lo que el señor me decía”.
Garza, padre de cuatro hijos y abuelo de dos nietos, dijo que se postuló al puesto de alcalde porque vio que había negocios locales que cerraban sus puertas.
“Cuando ya tienes mucho tiempo viviendo aquí, en Arcola, uno se empieza a preocupar de las cosas que va a dejar para el futuro,” dijo.
Aproximadamente un 66% de votantes de Arcola votaron por Trump el año pasado, según datos oficiales.
“Me dicen los americanos y ‘tú no paras, ¿por qué no te cansas?’," dijo Garza. "Y ‘sí, me canso’, les digo, pero veo que la gente apoya, eso es lo que me hace, como dice uno, seguir, seguir, seguir, seguir".