El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó el jueves con imponer nuevos aranceles a Pekín tras afirmar que hay pruebas que vinculan el nuevo coranavirus con un laboratorio en China, agregando una posible crisis diplomática al desastre sanitario y económico global.
La COVID-19 deja ya más de 230.000 muertos en todo el mundo desde que el primer caso apareció a fines de diciembre en la ciudad china de Wuhan. Y la pandemia declarada el 11 de marzo ha forzado a más de la mitad de la humanidad a vivir bajo alguna medida de confinamiento para evitar los contagios, poniendo al planeta ante la peor recesión desde la Gran Depresión hace casi un siglo.
Consultado por periodistas en la Casa Blanca si había visto pruebas de que el Instituto de Virología de Wuhan era la fuente del nuevo coronavirus, Trump respondió: "Sí". Pero declinó aportar detalles de esa evidencia.
Más temprano, la Oficina del Director Nacional de Inteligencia (ODNI) de Estados Unidos anunció en un comunicado que llegó a la conclusión de que el nuevo coronavirus se originó en China pero "no fue creado por humanos o modificado genéticamente".
Y agregó que continuará investigando "para determinar si el brote comenzó por el contacto con animales infectados o si fue el resultado de un accidente en un laboratorio en Wuhan".
Trump, que el lunes sugirió que podría buscar que China compensara los daños causados por la pandemia, fue preguntado si en represalia podía llegar a cancelar las obligaciones de deuda de Estados Unidos con China.
"Podría hacer lo mismo, pero incluso por más dinero, simplemente imponiendo aranceles", respondió.
Washington y Pekín llegaron en enero a una tregua en su larga guerra comercial, pero sigue habiendo aranceles vigentes en dos tercios del comercio entre las dos principales potencias económicas.
La nueva arremetida de Trump contra China se produce cuando Estados Unidos, el país con mayor número de muertos (unos 62.000) y contagios (más de un millón), superó los 30 millones de desempleados, mientras que en Europa, fuertemente golpeada por la pandemia, expertos advirtieron de una catástrofe sin precedentes.
Wall Street cerró en baja tras conocerse que otros 3,8 millones de trabajadores en Estados Unidos solicitaron beneficios de desempleo la semana pasada, llevando el total en seis semanas a casi un 9% de la población.
En Europa, la economía de la zona euro se contrajo un 3,8% en el primer trimestre, el primer indicio importante de la devastación que enfrenta el bloque por la crisis sanitaria. Otra señal del negro panorama: el total de desempleados en Alemania, primera potencia de Europa, se disparó un 13,2% en abril.
El coronavirus empujará a la economía de la eurozona a "una contracción económica de una magnitud y velocidad sin precedentes en tiempos de paz", dijo la presidente del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde.
Francia vio su PIB desplomarse un 5,8%, Italia, un 4,7% y España, un 5,2%. Los datos de Alemania se conocerán el 15 de mayo.
El BCE, que estimó entre el 5% y el 12% la contracción de la zona euro en 2020, abrió la puerta a extender su plan de emergencia basado en la compra masiva de deuda más allá de finales de este año.
Del otro lado del Atlántico, México, la segunda economía latinoamericana después de Brasil, mostró los primeros efectos de la pandemia al contraerse 2,4% en el primer trimestre frente al mismo periodo del año pasado. Analistas de la firma británica Capital Economics pronosticaron peores resultados en el segundo trimestre.
Colombia, cuarta economía de la región luego de Argentina, informó la mayor tasa de desempleo de la década en marzo: 13,4%.
América Latina y el Caribe registró más 10.000 muertos, con Brasil a la cabeza con 5.017, seguido de México (1.569), Perú (943), y Ecuador (883), mientras empieza a suavizar las medidas en busca de la "nueva normalidad".
"Relajar las medidas de inmediato podría ser desastroso", dijo sin embargo a la AFP el director del departamento de enfermedades transmisibles y análisis de salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Marcos Espinal.
Los países "no deben bajar la guardia hasta que no veamos signos de que el brote no solamente haya llegado a su pico, sino que tengamos varios días con una disminución constante de los casos", agregó.
La OPS compara el escenario actual de la región al de Europa hace seis semanas y espera que el número de contagios aumente.
En Perú y en Argentina, la pandemia significó la libertad para detenidos.
Un tribunal de apelaciones peruano concedió la libertad bajo fianza a la líder opositora Keiko Fujimori, en prisión preventiva desde hacía tres meses por el escándalo de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht.
En Buenos Aires, golpes de cacerola se escucharon la noche del jueves por las liberaciones de presidiarios para prevenir focos de la COVID-19 en las cárceles.
Comoras registró el primer caso de contagio en este archipiélago africano y, en Rusia, donde se superaron los 1.000 muertos y los 100.000 casos, su primer ministro, Mijail Mishustin, anunció que dio positivo.
Las buenas noticias llegaron de Corea del Sur, otrora segundo mayor foco de la pandemia y que por primera vez en 72 días registró cero casos locales.
Más de 130 terapias están en estudio contra la COVID-19, indicó la Federación Internacional de la Industria del Medicamento (IFPMA).
El laboratorio farmacéutico estadounidense Pfizer expresó en tanto su esperanza de que podría implementar hasta 20 millones de dosis de una vacuna para la COVID-19 que está desarrollando con la firma alemana Biontech para uso a fines de 2020.
El grupo farmacéutico británico AstraZeneca anunció por su parte que se asoció con la Universidad de Oxford para desarrollar y distribuir una vacuna contra el coronavirus.