Los jóvenes contraen deudas estudiantiles con las mejores intenciones. Se les ha dicho que un diploma es vital para salir adelante. Que deben hacer realidad sus sueños. Que la deuda estudiantil es buena.
Mucha gente inteligente, no obstante, termina contrayendo deudas que no podrá pagar. Tres razones para ello y recomendaciones sobre cómo evitar caer en esta trampa.
LES DICEN QUE ES UNA “DEUDA BUENA”
En la secundaria, los estudiantes escuchan decir que deben tener un diploma universitario para desarrollar una carrera exitosa y bien pagada.
“Nosotros, como sociedad, tenemos esta obsesión con la educación superior”, dice Daniel T. Kirsch, autor de "Sold My Soul for a Student Loan" (Vendí mi alma por un préstamo estudiantil). "Alentamos a todos a que se endeuden y les decimos que es una deuda buena”.
Pero la deuda estudiantil no es buena si tu título no te permitirá ganar lo suficiente como para pagarla.
Ese es el caso de Jennifer Atkins, de 36 años, de Jacksonville, Florida. Es la primera en su familia que sacó un título universitario y pensó que la ayudaría a salir adelante.
“Pensaba que hacía lo que se suponía debía hacer”, relata Atkins, quien sacó tres diplomas, incluida una maestría en administración de organizaciones sin fines de lucro en el 2014.
Hoy Atkins tiene dos hijos, 100.000 dólares de deuda estudiantil y no trabaja. Dejó su trabajo por complicaciones con su segundo embarazo en el 2017 y no ha conseguido un empleo que le permita pagar niñeras.
EVITE ESTA TRAMPA: Limite los préstamos que saca, de modo tal que los pagos no superen el 10% de sus ingresos netos.
EL PRÉSTAMO ES ALGO DISTANTE
Algunos estudiantes están dispuestos a contraer préstamos grandes porque no los conectan con la realidad y no piensan que tendrán que pagarlos más adelante, con intereses. Expertos dicen que es común que la gente tome decisiones que la benefician a corto plazo, sin pensar en las consecuencias en el futuro.
Atkins dice que sacó pequeños préstamos a lo largo de diez años de estudio: 3.000 dólares por aquí, 5.000 por allá. Trabajó mientras estudiaba, pero de todos modos necesitaban préstamos para llegar a fin de mes.
“Nada de esto me parecía real”, expresó. “No me costaba nada hacer click en ‘acepto’ un préstamo estudiantil”.
Hoy Atkins dice que le hubiera encantado tener un consejero que la ayudase a manejar su situación.
EVITE ESTA TRAMPA: Haga números. Cada dólar que saca deberá pagarlo con intereses. Puede sacar menos de lo que le ofrecen. Es tentador sacarlo todo, pero tendrá pagos mensuales más bajos si saca solo lo necesario para la matrícula y algunos gastos básicos.
LA FALTA DE INFORMACIÓN
A menudo los estudiantes no tienen los conocimientos necesarios como para tomar decisiones relacionadas con el financiamiento de su carrera.
Susan Dawson, de 47 años, tiene un doctorado en historia y trabaja como historiadora en una dependencia del gobierno, pero puede pagar sus préstamos gracias a un segundo trabajo dando clases online y a un plan de amortización del gobierno por el cual se paga una cifra determinada, proporcional a los ingresos. Dice que, de haber sabido lo que se ganaba en este campo, hubiera estudiado otra carrera.
“Me siento estúpida porque no sabía qué preguntas hacer”, expresó Dawson, quien tiene una deuda de más de 100 mil dólares y vive y trabaja en Washington.
Las cosas que hubiera preguntado de haber sabido más:
— Los sueldos de su campo.
— Los pagos de sus préstamos estudiantiles.
— ¿Cómo funcionan los intereses de esos préstamos?
EVITE ESTA TRAMPA: Investigue cuales son los sueldos y los requisitos en cada campo. Calcule los pagos mensuales de los créditos. Tome en cuenta que mientras usted está estudiando, la deuda aumenta por los intereses --a menos que tenga préstamos subsidiados--, pero usted puede pagar los intereses mientras estudia de modo que la deuda no aumente.