Los Ángeles (EE.UU.), 5 nov (EFE).- Mientras el escrutinio de votos siga y de manera tan ajustada como hasta ahora, aún cabe la posibilidad de un empate entre . Es improbable, pero no imposible. En ese caso, la decisión quedaría en manos del Congreso y hay precedentes.

Según la Constitución estadounidense, cada una de las dos asambleas que conforman el Congreso tendrían un papel en el desempate: La Cámara de Representantes elegiría al presidente y el Senado al vicepresidente. El remoto escenario favorece a Trump.

En 1800 ya hubo un empate, aunque algo diferente, cuando Thomas Jefferson recibió el mismo número de votos que Aaron Burr. Después de 36 votaciones, los congresistas eligieron a Jefferson y, de paso, redactaron la 12ª enmienda, que es la norma que se aplicaría ante un empate en 2020.

¿Cómo podrían empatar Trump y Biden? 

Llegar a un empate no es complicado.

Los estadounidenses votan de manera indirecta a su presidente a través de un órgano conocido como compuesto por 538 miembros que representan a los diferentes estados. El candidato que primero sume 270 se lleva la victoria, un número abrumadoramente par.

Para que el Colegio Electoral represente a la población de manera proporcional, cada estado aporta miembros según su población, por eso California elige a 55 y Montana -casi del mismo tamaño- solo a 3.

En la mayoría de territorios quien gana cada estado se lleva todo, no hay proporcionalidad, excepto en Maine y Nebraska, que los reparten por distritos.

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Las dos posibilidades de empate aún abiertas 

Las sumas de 5 estados continúan abiertas y ajustadas, dejando posibilidad a dos escenarios en los que Trump y Biden empatarían.

Por un lado, si Biden arrebata a Trump los estados de Michigan (ya ganado), Wisconsin (ya ganado) y Arizona (va liderando), pero todos los demás reeligen a Trump, ambos candidatos sumarían 269.

Hay un pero: Nebraska reparte sus delegados proporcionalmente y Biden va ganando en un distrito en el que Trump triunfó en 2016, así que un territorio de 600.000 habitantes tendría la última palabra.

En el segundo escenario, Biden solo ganaría Georgia, mientras que Arizona, Carolina del Norte, Nevada y Pensilvania se decantarían por el gobernante republicano.

¿Cómo sería el desempate? 

Habría dos procedimientos.

La Cámara de Representantes elige al presidente. Esta asamblea tiene el fin de representar a toda la población de Estados Unidos de manera proporcional, no por estados, y mantiene una mayoría demócrata que, sin embargo, no podría apoyar a Biden.

La razón es que, según la , en esta votación espacial los representantes se reunirían según su estado de procedencia y votarían en bloque. 50 bloques en total. De esta manera, aunque California aporte más congresistas, su voto contaría lo mismo que el de Montana y las cuentas favorecerían a Trump.

El Senado, por su parte, escogería al vicepresidente. Aquí la mayoría es republicana y, con mucha probabilidad votarían a Mike Pence, el compañero de fórmula de Trump.

Pero incluso esta circunstancia está en duda, porque hay dos senadores republicanos que podrían perder su asiento en favor de los demócratas en Georgia, y eso cambiaría la balanza hacia un empate entre senadores.

Y, ¿entonces? 

Llegaría un ciclo sin fin.

Cada estado escoge a dos senadores para un total de 100, sin proporcionalidad. El reglamento dice que en caso de empate a 50-50 el vicepresidente desempata. Pero si no hay vicepresidente porque está empatado y también los senadores lo están... las deliberaciones serían eternas.

Aunque mucho antes de llegar a ese caótico escenario, probablemente la elección estaría envuelta en innumerables batallas judiciales y recuentos de votos. EFE

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