A primera vista parece un alga marina, pero entonces aparece un ojo entre sus apéndices frondosos, se agitan las nervaduras de aletas translúcidas diminutas y la criatura se desliza por el agua como algo salido de un cuento fantástico. Es el dragón de mar foliáceo, el primo menos conocido del caballito de mar.
Un acuario del sur de California ha construido lo que se cree es uno de los hábitats más grandes para el dragón de mar, cuyas poblaciones frente a la costa de Australia están amenazadas por la contaminación, el calentamiento de los océanos y el comercio ilegal, tanto de mascotas como de medicinas alternativas.
El Acuario Birch del Instituto de Oceanografía Scripp en la Universidad de California en San Diego espera que la muestra inaugurada este mes permita que el dragón de mar foliáceo pueda reproducirse por primera vez en cautiverio.
Los científicos esperan que el carisma de estas criaturas haga que la gente lea los carteles donde se describen modos de protegerlos y de proteger los océanos, como recoger la basura y no echar contaminantes a los desagües.
Pocos acuarios tienen dragones de mar. Los hay de dos tipos, el foliáceo y el de agua, cada uno de los cuales representa su propio género. Ambos se encuentran solamente en las aguas templadas frente a las costas austral y occidental de Australia.
Se los conoce poco porque sus poblaciones son pequeñas y se encuentran en zonas remotas.
El acuario Birch tiene tres foliáceos _dos machos y una hembra_ y 11 de agua. Su tanque de 20.000 litros es un espacio vasto, sobre todo para el foliáceo, que alcanza apenas los 36 centímetros de longitud. Tiene plantas y un fondo cubierto de arena y rocas.
Los científicos esperan que el amplio espacio estimule la reproducción. Los dragones de mar se enfrentan en un baile de cortejo y ascienden en forma helicoidal hasta que la hembra deja sus huevos en la cara inferior de la cola del macho. Tal como ocurre con los caballitos de mar, el macho es el que lleva los embriones y los da a luz.