La ya suma la mitad de la mortalidad que anualmente registran las enfermedades cardiovasculares en México y, además, se ha convertido en una causa de hipertensión en los pacientes que han superado la enfermedad.

Tras haber sobrepasado el millón de muertes en el mundo, el doctor Erick Ramírez Arias, jefe de urgencias del hospital de Cardiología en el Centro Médico Siglo XXI de México, resaltó que tanto las enfermedades cardiovasculares (ECV) como la COVID-19 representan hoy un reto para los profesionales de la salud.

 "Es preocupante, porque la COVID-19 ya es, por lo menos en México, la segunda causa de muerte en la población, mientras que las ECV siguen ocupando el primer lugar", dijo en conferencia de prensa virtual. 

Señaló que además la COVID-19 ha empezado a generar importantes secuelas en quienes superan la enfermedad, sobre todo en la salud cardiovascular de los pacientes.

"Hemos visto que pacientes que no eran hipertensos debutaron con hipertensión después del coronavirus", refirió. 

El doctor Pedro Gutiérrez Fajardo, presidente de la Asociación Nacional de Cardiólogos de México, destacó que, en la última década, los índices de hipertensión y obesidad en México han aumentado en lugar de disminuir.

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Recordó que la hipertensión afecta a casi 40 % de la población mexicana mientras que la obesidad está presente en 24 % de los mexicanos.

Estas enfermedades, además de la diabetes, elevan el riesgo de sufrir algún evento cardiovascular "y al tener dos o más de estos factores, el riesgo se eleva aún más. Es una bola de nieve que va creciendo", dijo.

POR COVID-19 DISMINUYEN URGENCIAS CARDIOVASCULARES 

La doctora Alexandra Arias Mendoza, jefa del departamento de urgencias y unidad coronaria del Instituto Nacional de Cardiología, señaló que durante la pandemia se ha visto una disminución de la cantidad de pacientes que llegan con diagnóstico de infarto, por lo menos en el nosocomio donde labora.

"Desde que empezamos con la pandemia, notamos cómo drásticamente hubo una caída de 40 % de urgencias cardiovasculares", afirmó. 

Sin embargo, resaltó que esto no fue precisamente porque haya menos infartos, sino porque debido al coronavirus los pacientes evitan llegar a los hospitales por miedo a contagiarse.

"Generalmente el paciente llega con dos horas de retraso con infarto, pero está llegando actualmente entre 6 y 8 horas por el miedo a contagiarse", afirmó. 

Hizo un llamado a las personas a que ante cualquier síntoma de infarto, acudan a recibir atención médica rápidamente.

"El mensaje clave es que si hay síntomas de ECV hay que acudir a los centros que siguen abiertos. El tratamiento de esta enfermedad depende del tiempo y la capacidad de respuesta de los profesionales de la salud debe ser rápida", concluyó. EFE

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