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La Corte Suprema de Estados Unidos confirmó la inmunidad del guardia fronterizo que mató a un adolescente mexicano y dijo que los padres de la víctima no tienen derecho a buscar una indemnización en territorio estadounidense.
El incidente ocurrió en 2010, cuando Sergio Hernández, de 15 años y que se encontraba en territorio mexicano, murió a causa de los disparos efectuados por el agente fronterizo Jesús Mesa desde el lado estadounidense.
Hernández y tres amigos jugaban a correr hasta la reja alambrada que impide el paso hacia Estados Unidos para volver luego hasta territorio mexicano.
El agente, que disparó desde territorio estadounidense, argumentó que los jóvenes intentaron cruzar ilegalmente la frontera.
"Un reclamo por un tiroteo transfronterizo tiene implicaciones para las relaciones internacionales y la seguridad", escribió el juez Samuel Alito, en una opinión que agrupa a los cinco magistrados conservadores, mayoría en la Corte.
"Además, el Congreso ha sido notablemente dubitativo a la hora de admitir demandas basadas por conductas supuestamente ilícitas en el exterior", dijo el magistrado.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos lamentó la muerte del joven pero concluyó que el agente no había violado el reglamento de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y no presentó cargos.
La jueza Ruth Bader Ginsburg, que agrupó a los cuatro jueces progresistas que estaban a favor de una compensación para la familia, señaló que este litigio no constituye una amenaza "ni para la política exterior ni para la seguridad nacional".
La organización de derechos humanos Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) dijo que los agentes fronterizos no deberían tener inmunidad para dispararle mortalmente a adolescentes mexicanos al otro lado de la frontera.
"La Constitución no termina en la frontera", dijo la organización.