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La mayoría de las personas infectadas con el coronavirus desarrolla síntomas de COVID-19, pero las autoridades médicas no están seguras acerca de cuál es la proporción de casos sin síntomas, según un artículo que publica hoy la revista PLoS Medicine.
La investigación, encabezada por Diana Buitrago García en la Universidad de Berna (Suiza), indica que los verdaderos casos asintomáticos de COVID-19 representan una minoría entre las personas infectadas por SARS-CoV-2.
Cuando han pasado más de nueve meses desde el brote pandémico de COVID-19, los científicos y las autoridades médicas de todo el mundo siguen sin conocer de manera clara toda la gama y los grados de gravedad de los síntomas de la enfermedad.
En todo el mundo se han confirmado al menos 31,3 millones de casos de COVID-19, con 965.600 muertes. Estados Unidos, con poco menos del 5 % de la población mundial, tiene el 24 % de los casos confirmados.
Algunas personas pueden experimentar infecciones graves que resultan en neumonía viral, síndrome de dificultad respiratoria aguda, y muerte, en tanto que otras sobrellevan la infección sin síntoma alguno, o con síntomas leves no específicos.
El equipo de Buitrago revisó sistemáticamente los estudios en un banco de datos sobre SARS-CoV-2 entre marzo y junio de 2020, y analizaron 79 estudios con datos empíricos sobre 6.616 personas de las cuales 1.287 aparecían como asintomáticas. Algunas de estas personas no mostraban síntomas cuando se les diagnosticó el contagio, pero los desarrollaron más tarde.
El artículo señala que, si bien el estudio estuvo limitado por su incapacidad para evaluar el impacto de los falsos negativos en las pruebas de detección, los investigadores pudieron calcular que el 20 % de las infecciones de COVID-19 permanecieron sin síntomas durante el seguimiento de los médicos.
El cálculo acertado de las infecciones asintomáticas y presintomáticas es crucial para comprender la propagación del coronavirus a nivel de población, y para que las poblaciones adopten las estrategias de salud pública adecuadas a sus condiciones.
Los investigadores apuntaron que la investigación futura deberá incluir estudios longitudinales que documenten la situación de los síntomas, y que es necesario tener exámenes serológicos más certeros para reducir el número de los resultados negativos falsos.