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Pasará a la historia como una de las imágenes más emblemáticas de la batalla en Italia contra el coronavirus. Se trata de la foto de una enfermera extenuada que se queda dormida, con mascarilla, guantes y bata, sobre su computador tras una noche atendiendo pacientes.

La foto fue tomada en el hospital de Cremona, al norte de la península, foco del brote y la enfermera es Elena Pagliarini, de 43 años, quien cede al cansancio tras uno de los turnos más agotadores de su vida.

"Por un lado me daba vergüenza que la foto circulara por todas partes, mostrar mi lado frágil, pero ahora recibo hermosos mensajes de personas que se sienten preocupadas por mi historia", confesó la enfermera después de que la foto se hiciera viral.

"Puedo trabajar veinticuatro horas seguidas si es necesario, pero no escondo que en este momento lo que me angustia es que estamos luchando contra un enemigo que no conocemos", confesó.

Entrevistada por el noticiero público RaiTG1, el testimonio de la enfermera conmovió tanto al periodista de los informativos, que este último tuvo que interrumpir para pedir disculpas con la voz entrecortada.

La foto, tomada hace pocos días al amanecer, retrataba la situación que se vive en los hospitales del norte de la península, con las salas de cuidados intensivos al borde del colapso.

Italia, que ya registró cerca de 1.250 muertos por el virus, ha movilizado personal médico, enfermeras y asistentes, para hacer frente a la emergencia.

"Cuando la vi descansar cinco minutos tras horas corriendo de un paciente a otro, tratando de ayudar a los que tenían fiebre e insuficiencia respiratoria, la miré y quise abrazarla, pero preferí capturar ese momento de tregua...", contó a la televisión Francesca Mangiatordi, la doctora de la sala de emergencias autora de la foto.

"Eran las seis de la mañana. Esa noche había pasado de todo. Mi jefa, que es una amiga, tomó la foto", contó Pagliarini.

Como ellas, todo el personal médico italiano se ha movilizado, pese a que en los últimos años tras los fuertes recortes, ya trabajaban en duras condiciones, con largos turnos y escasez de personal.

"Trabajamos todo el tiempo, ya no tenemos más turnos. No veo a mi familia desde hace casi dos semanas porque temo infectarlos", confesó Daniele Macchini, médico de un hospital de Bérgamo (norte), en Facebook.

"Me resigno con algunas fotos de mi hijo, a quien veo entre lágrimas y algunas videollamadas", contó.

También en Toscana, más al sur, los hospitales también empiezan a sufrir.

Desde Grossetto, la enfermera Alessia Bonari, publicó en Instagram su foto con el rostro lleno de los moretones causados por la mascarilla quirúrgica que lleva puesta todo el día.

"Yo también tengo miedo", asegura tras lanzar un llamado a todos los italianos a respetar las medidas draconianas impuestas por el gobierno para frenar la propagación del virus.

"No desaprovechen el esfuerzo que estamos haciendo. Sean altruistas, quédense en casa para proteger a los más frágiles", rogó.

En el hospital San Giovanni di Bosco en Turín (Norte), un equipo de asistencia psicológica apoya desde el miércoles al personal médico bajo presión.

"La iniciativa involucra a los que trabajan en reanimación y primeros auxilios", explicó la psicóloga Monica Agnesone al diario La Stampa.

"Pero cualquiera que lo necesite puede presentarse, recibimos a todos", explicó al referirse a los ritmos agotadores, la presión y el estrés que aumentan entre el personal de la salud.

"El miedo a cometer errores, a infectarse, a no poder continuar en estas condiciones" acecha, explicó la psicóloga.

"Hay que cortar, aliviar la tensión, hacer ejercicios de respiración y enfocar la atención hacia otra cosa", aconsejó.

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