Los judíos ortodoxos de Nueva York dicen sentirse "atacados", "insultados". Los casos de coronavirus se han disparado en la ciudad, sobre todo en barrios con una fuerte población judía ortodoxa, y algunos residentes acusan a las autoridades de estigmatizarlos.
Hace dos semanas comenzó a subir la tasa de pruebas de diagnóstico positivas al virus, pese a que la mayor ciudad estadounidense se había tornado en los últimos meses un ejemplo de cómo controlar la enfermedad tras ser epicentro nacional del covid-19 en abril y mayo, con un récord de 23.800 muertos.
La tasa de tests positivos se situó durante semanas en apenas 1%, pero el martes alcanzó el 3,25%, "un motivo de inquietud real", dijo el alcalde demócrata Bill de Blasio.
Según las autoridades, el mayor aumento -de entre 5% y 7%- se ubica en barrios de Brooklyn con una importante comunidad ortodoxa, así como en áreas de los suburbios neoyorquinos donde los ortodoxos son muy numerosos, como en los condados de Rockland y Orange. El gobernador Andrew Cuomo anunció que discutirá el asunto con líderes de la comunidad.
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Las autoridades de salud han multiplicado sus desplazamientos a estos barrios para recordar que es necesario usar cubrebocas y mantener el distanciamiento social, así como para instalar centros de testeo rápido y verificar el cumplimiento de las reglas en escuelas privadas, incluidas las yeshivás, escuelas donde se estudia principalmente la Torá y el Talmud. Si no cumplen con las reglas, amenazan con multas y cierres de comercios no esenciales.
"Estamos en un momento clave. Hay que adoptar nuevas medidas ahora, medidas más fuertes, que reforzaremos cada día en función de la situación en el terreno", dijo de Blasio.
La alcaldía se esfuerza por no señalar con el dedo a la comunidad judía, pero las tensiones son palpables. El viernes pasado, responsables de salud del gobierno municipal fueron abucheados en una conferencia de prensa en uno de los barrios de Brooklyn más afectados.
"El alcalde habla de las comunidades judías (...) pero no es solo la comunidad judía", dijo Steve Zuker, de 52 años, de Landaus Shul, una importante sinagoga del barrio de Midwood, en Brooklyn, donde la tasa de tests positivos se acerca al 6%. "Nos sentimos atacados, y cuando la religión de uno es atacada, uno contraataca".
Zuker indicó que los líderes de la comunidad "presionan para que la gente sea consciente" de los peligros del coronavirus y asegura que se han hecho esfuerzos en ese sentido, sobre todo en reuniones ligadas a las recientes festividades de Rosh Hashaná y Yom Kipur, con instalaciones temporarias frente a la sinagoga para permitir el distanciamiento social entre unos 2.000 fieles, y donde se distribuyeron miles de barbijos de tela.
Pero rodeado de jóvenes que gritaban "noticias falsas" a los periodistas de la AFP, admitió también que hay "diferentes opiniones", y que no todos quieren seguir las recomendaciones.
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"'Tengo anticuerpos, estoy inmunizado, ya lo tuve tres veces, cinco veces...', todo el mundo tiene una respuesta astuta. Así que tratamos de hacer lo que podemos, y para el resto, creemos en Dios y esperamos que él haga lo necesario", dijo apuntando el cielo con el dedo índice.
Algunos también citan como ejemplo de la estigmatización los tuits del alcalde en abril, en el ápice de la pandemia, cuando De Blasio denunció la aglomeración de miles de judíos jasídicos en Brooklyn, en el funeral de un rabino.
Al acercarse la elección presidencial del 3 de noviembre en Estados Unidos, la comunidad judía, así como la sociedad estadounidense, se halla polarizada sobre la pandemia.
Un joven de 20 años que solo se identificó con sus iniciales M.E., acusó a "socialistas e izquierdistas" de "intentar destruir" su comunidad, "exactamente como hacen" con el presidente Donald Trump o el Partido Republicano.
"Decir que no prestamos atención (a las reglas) es insultante", sostuvo el joven, que dijo haber pasado dos meses encerrado en casa al inicio de la pandemia, en marzo.
Frente a estas tensiones, Akiva, profesor de una yeshivá de 38 años, quiere calmar las aguas, y subrayó que la comunidad ortodoxa no debe ser percibida como "homogénea" en sus opiniones.
Este hijo y hermano de médicos atribuye el alza de los tests positivos al hecho que "durante meses, no escuchamos hablar de ningún caso", y eso hizo que la gente ya no respetara las normas de la misma manera.
Ahora que los casos vuelven a subir, los rabinos se movilizan para insistir en el uso de barbijo y el distanciamiento social, "y estoy seguro de que van a ver cómo aumenta el respeto (de las consignas) en todos lados", afirmó.