Carlos III será oficialmente coronado dentro de dos semanas en Londres, en una ceremonia cargada de tradición pero que el rey británico quiere más sencilla y moderna que la de Isabel II hace 70 años. Y que despierta mucho menos interés.
Su coronación, el 6 de mayo en la Abadía de Westminster ante 2,000 invitados, entre jefes de Estado, cabezas coronadas y miembros de la sociedad civil, tendrá lugar ocho meses después de su llegada al trono a la muerte de su madre, que reinó durante siete décadas.
La coronación de la jovencísima Isabel II en 1953 contó con 8,000 invitados, un carruaje del siglo XVIII y duró tres horas.
La de Carlos III, un monarca a la vez nuevo y viejo, que a sus 74 años llevaba tiempo reemplazando a su madre, se limitará a poco más de una hora y tendrá elementos modernos como una carroza con aire acondicionado y un óleo vegano.
Ese día por la noche se celebrará también un concierto frente al castillo de Windsor, unos 40 km al oeste de Londres. En su cartel, encabezado por los estadounidenses Katy Perry y Lionel Ritchie y el italiano Andrea Bocelli, destaca la ausencia de superestrellas británicas como Elton John, Adele, Ed Sheeran y Harry Styles.
El lunes 8, que será feriado, la familia real llamó a los británicos a realizar labores de voluntariado.
Pero lo que más parece interesar a la opinión pública es la presencia entre los invitados del príncipe Harry.
Tras lanzar duras críticas a la monarquía en un documental de Netflix y un explosivo libro de memorias, el hijo menor de Carlos III, de 38 años, asistirá solo a la ceremonia.
Su esposa Meghan, que acusó incluso de racismo a un miembro no precisado de la familia real, se quedará con sus hijos en California, donde vive la pareja desde que en 2020 abandonaron estrepitosamente la monarquía.
La coronación en sí comenzará por la mañana con una procesión en carroza desde el Palacio de Buckingham hasta la cercana Abadía de Westminster.
Allí, Carlos III prestará juramento antes de ser ungido por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en las manos, la cabeza y el pecho.
Después, recibirá los atributos reales: el manto, el orbe, el cetro y la corona de Eduardo, del siglo XVII, adaptada para la ocasión.
Camila, de 75 años, con quien se casó en segundas nupcias en 2005, será coronada con la corona de la reina María, abuela de Isabel II.
Una nueva procesión, acompañada por 4,000 militares en uniforme de gala, los devolverá al palacio desde cuyo balcón saludarán a la multitud y presenciarán un desfile aéreo.
Buscando alentar el entusiasmo público, la familia real multiplicó los anuncios.
Se fabricó una cruz de plata para la ocasión con dos pequeños fragmentos de madera donados por el papa Francisco, que según el Vaticano pertenecieron a la "Vera Cruz" en que murió Jesús.
Se anunció la creación de un emoji de la corona para acompañar los mensajes en Twitter.
Y se presentó la receta elegida por Carlos y Camila para la ocasión: una quiche vegetariana a base de espinacas, habas y estragón.
Esperan que los británicos la preparen para las grandes comidas vecinales que tendrán lugar en todo el país el domingo 7.
Pero si la coronación de Isabel II fue seguida en la BBC por 27 de los entonces 36 millones de británicos, ahora 64% afirma no estar interesado, según una encuesta de YouGov.
En un Reino Unido en plena crisis, con una inflación que no baja del 10%, otro sondeo mostró que para un 51% de británicos la ceremonia no debería pagarse con dinero público.
No habrá "prodigalidad ni exceso", prometió el ministro del gabinete Oliver Dowden. Pero "es un momento maravilloso en nuestra historia y la gente no querría vernos escatimar", agregó.
Carlos III, cuyo papel es meramente ceremonial y sin poder político, llega al trono en un Reino Unido enfrentado a múltiples desafíos.
Estos incluyen aspiraciones secesionistas en dos de sus naciones -Escocia e Irlanda del Norte- y la revisión del pasado colonial y esclavista, que incluso llevó al nuevo rey a apoyar una investigación sobre el papel de la monarquía en el comercio de esclavos.
En este contexto, el grupo antimonárquico Republic planea una protesta en el centro de Londres el día de la coronación.
"La coronación es la celebración de poder y privilegios hereditarios, no tiene cabida en una sociedad moderna", afirmó su presidente, Graham Smith.