Una ola de testimonios de estudiantes drogadas en contra de su voluntad con inyecciones ha generado preocupación en Reino Unido, donde la policía detectó hasta 100 casos de este inquietante fenómeno y efectuó las primeras detenciones.
Desde hace años, es conocida la práctica de introducir una droga en la bebida de una víctima.
Pero en los últimos días numerosas mujeres jóvenes y algunos hombres denunciaron que intentaron drogarlos en bares o discotecas británicas pinchándolos con una aguja, un fenómeno que conmocionó al país.
Los testimonios se multiplicaron después de que dos estudiantes de la Universidad de Nottingham lo denunciaran por primera vez en medios británicos, mostrando las marcas de las agujas y los hematomas en la piel.
Zara Owen, estudiante de primer año en la universidad, explicó que se despertó tras una noche de fiesta con unos recuerdos muy vagos de lo que sucedió la víspera y con dolor en el entrepierna, donde tenía la marca de un pinchazo.
Sarah Buckle, en segundo año de carrera, fue llevada a un hospital por sus amigos tras haberse desmayado durante una noche de fiesta.
Entonces, se dio cuenta de que tenía un hematoma en la mano, que mostró a la cadena de televisión Channel 4 News.
La policía británica indicó que desde septiembre tuvo constancia de 144 incidentes en que intentaron drogar a una persona con su bebida y 24 con una inyección.
"Está claro que estas informaciones resultan muy preocupantes", declaró Jason Harwin, jefe adjunto de la policía y responsable de la sección de estupefacientes en la federación (NPCC) que coordina los distintos organismos policiales.
La policía de Nottinghamshire, en el norte de Inglaterra, anunció este viernes la detención de dos hombres en el marco de la investigación de este tipo de incidentes.
Los detenidos, de 18 y 19 años, son sospechosos de haber planeado drogar a otras personas "con la intención de perjudicarlas, importunarlas o herirlas", indicaron las fuerzas de seguridad.
En la región vecina de Lincolnshire, también detuvieron el viernes por la mañana a un hombre de 35 años, sospechoso de poseer drogas con la intención de administrarlas.
La policía de Nottinghamshire tuvo constancia desde principios de octubre de 15 "supuestos pinchazos con un objeto puntiagudo" sufridos por 14 mujeres y un hombre, y 32 incidentes de este tipo fueron señalados en las distintas administraciones desde principios de septiembre.
Este tipo de agresiones también se registró en el sur de Inglaterra.
La policía de Devon y Cornualles afirmó que está investigando "un incidente en que una mujer fue agredida con una aguja" en una discoteca en Exeter. Otro caso parecido se produjo en West Midlands.
Esta ola de denuncias tiene lugar pocos meses después de las mediáticas muertes de dos chicas en Londres, homicidios que reabrieron el debate sobre la seguridad de las mujeres en el espacio público.
Sarah Everard, de 33 años, fue atacada y asesinada en las calles de la capital por un policía mientras regresaba a su casa en marzo.
Sabina Nessa, una profesora de 28 años, desapareció el 17 de septiembre tras salir de su domicilio para ir a un bar cercano. Su cuerpo sin vida fue hallado el día después en un parque, escondido debajo de las hojas.
Ante el actual fenómeno de los pinchazos clandestinos, grupos de estudiantes preparan acciones de boicot a bares y discotecas, a los que piden reforzar las medidas de seguridad en la entrada y una mejor protección de sus clientes.
Más de 163,000 personas firmaron una petición en la que exigen la obligatoriedad de requisar a los clientes que entran en una discoteca.
La comisión parlamentaria encargada de los temas de seguridad interior recibió el miércoles a varias testigos de estos ataques.
La presidenta del comisión, Yvette Cooper, los calificó de "crímenes repugnantes".