La decisión de China de prohibir la importación de la carne de aves en una planta de Tyson Foods donde surgió un brote de coronavirus ha desatado temores que de que habrá medidas similares contra otras instalaciones alimenticias en Estados Unidos.
Las autoridades chinas no dieron indicio alguno de que repetirán la prohibición dictada contra la instalación en Springdale, Arkansas. El país asiático impuso una veda similar contra una planta de carne de cerdo en Alemania donde varios trabajadores dieron positivo al COVID-19, pero no ha tomado medidas contra otras plantas de carne estadounidenses donde los obreros se han enfermado.
Jim Sumner, presidente de la Asociación de Exportadores de Pollos y Huevos de Estados Unidos, aseguró que la decisión no afectará la relación con China, que ha estado mejorando a raíz de un nuevo acuerdo comercial firmado a inicios de año.
“Espero que esto no signifique nada”, comentó Sumner.
“Si queda limitado a una sola fábrica, no tendrá gran repercusión, pero no sabemos qué va a pasar”, añadió.
Un portavoz del Departamento de Agricultura de Estados Unidos declaró el lunes que no hay evidencia alguna de que el virus se trasmitió mediante los alimentos o el empaquetado.
“Esta medida tomada por el gobierno chino es totalmente injustificada”, afirmó Tim Super, portavoz del Consejo de Productos Avícolas.
Sumner señaló que el transporte de carne desde Estados Unidos a China tarda tanto que es casi imposible que alguna partícula del virus sobreviva todo ese tiempo.
“Esto no se contagia comiendo carne”, explicó Sumner.
“Además, la carne se congela y pasa 30 días en un contenedor en su viaje a China, así que cero probabilidad de que un virus sobreviva en carne congelada en el contenedor de un barco, siendo transportada al otro lado del mundo”, añadió.
El vocero de Tyson, Gary Mickelson, declaró que la compañía tiene confianza en que sus productos son saludables, y expresó esperanzas de que el tema será dirimido en negociaciones entre los dos países.