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Cuando parecía que España tomaba impulso hacia el verano de la recuperación, gracias al buen ritmo de la vacunación, llegó un nuevo revés: con los contagios desbocados entre los jóvenes, muchas regiones quieren endurecer sus restricciones para doblegar la quinta ola de la pandemia.
Cataluña, uno de los epicentros de esta escalada de infecciones, solicitará autorización a la Justicia en las próximas horas para recuperar el toque de queda nocturno en Barcelona y las localidades más afectadas, siguiendo el ejemplo de la vecina Comunidad Valenciana, que ya obtuvo el visto bueno.
Los tribunales de las islas Canarias denegaron, sin embargo, el que había pedido el ejecutivo insular.
De conseguirlo, Cataluña aceleraría así la marcha atrás iniciada la semana pasada, cuando decretó el cierre del ocio nocturno en los espacios interiores por al menos 15 días, alarmada por la explosión de contagios que siguió a la tradicional verbena de San Juan y a la reapertura de su agitada vida nocturna a finales de junio.
"Los datos son más que pésimos. Son francamente muy, muy malos", alertó el lunes el responsable regional de Salud, Josep Maria Argimon, durante una conferencia de prensa en la que se anunció el cierre de todas las actividades a las 00H30.
Con una incidencia acumulada de 3.311,46 casos por 100.000 habitantes en 14 días entre los jóvenes de 20 a 29 años, Cataluña lidera el rebrote, cuando la media nacional para todas las edades es de 436,75 casos.
En las últimas dos semanas, esta región de 7,7 millones de habitantes diagnosticó casi 79.000 positivos y ayuntamientos como el de Barcelona reclaman auxilio desde hace días para controlar el acceso a playas y parques, puntos de concentración de las reuniones de jóvenes desde que a principios de mayo se levantó el toque de queda.
"Lo que nos ha sorprendido un poco es la velocidad del contagio (...) Ha ido muy rápido", indicó a AFP el doctor Álvaro Arcocha, subdirector médico del Hospital de Bellvitge.
En su centro, los ingresados en planta por covid pasaron de 20 a 110 pacientes en apenas dos semanas, con una media de edad mucho más baja que antes: 44 años.
Impulsada por la contagiosa variante Delta y con gran parte de la población vulnerable vacunada, esta nueva ola es diferente. Los hospitales ven llegar pacientes más jóvenes, muchos todavía sin vacunar o con la pauta incompleta.
"Ahora lo que nos está cargando mucho es la hospitalización. La incógnita es saber si esto hará un viraje hacia la UCI (unidad de cuidados intensivos) como pasó en otras olas o si, al ser un paciente más joven, probablemente no acaba llegando. Lo iremos viendo sobre la marcha porque esto cambia de un día para otro", explicó.
A nivel nacional, tanto las cifras de ingresados por covid en la UCI (que ocupan de media un 8,2% de las camas disponibles) como de fallecimientos (13 el martes) siguen muy por debajo de los peores picos de la pandemia.
La mayor preocupación ahora es gestionar el repunte en pleno periodo de vacaciones del personal sanitario y tras la relajación de las medidas, como la del porte de la mascarilla, que no es obligatoria en exteriores desde el 26 de junio.
Los gobiernos regionales tampoco pueden recurrir ya al escudo legal del estado de alarma, que dejó de regir a comienzos de mayo, lo cual obliga a que decisiones como el toque de queda deban ser avaladas por la Justicia.
La apuesta nacional es, de momento, seguir acelerando una vacunación que avanza a muy buen ritmo.
"En la semana del 19 julio lograremos 25 millones de españoles con pauta completa. Eso significa que antes que acabe el verano, antes que acabe agosto, estaremos ya con 70% de la población inmunizada con pauta completa", subrayó el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, en una entrevista televisada el martes por la noche, donde pidió un esfuerzo adicional a los más jóvenes.
"Yo lo que les diría es que estamos ya a punto de llegar a la orilla y que no tiene mucho sentido dejar de remar cuando estamos ya a punto de llegar", animó.
Al avance de la vacunación se aferran también los médicos para no revivir lo peor de una pesadilla que ya ha dejado más de 81.000 muertos en España.
"Si no fuera por la vacuna, estaríamos todos confinados y sería el mismo drama que tuvimos hace un año. Gracias a la vacuna estamos como estamos", enfatizó Arcocha.