Una mujer blanca entró al restaurante Olive Garden de la comunidad de Evansville y al ser atendida por una mesera afroamericana exigió que la atendiera una persona que no fuera “negra”. El gerente del establecimiento cumplió su petición.
La mesera, Amira Donahue de 16 años, contó a NBC News que la mujer se dirigió al resto del personal para decir que “como mujer negra debería ser una stripper”.
“Hizo comentarios sobre mí a mis compañeros de trabajo con respecto a mi raza y dijo que debería trabajar en un club de striptease. Me preguntó si soy de aquí”, denunció.
Donahue agregó que la mujer se enfureció y exigió el servicio de un blanco.
Lo que más indignó en redes sociales fue que el gerente accediera a la petición, si se supone que el restaurante es libre de discriminación.
Maxwell Robbins, uno de los comensales que presenció el altercado, escribió en Facebook: “Nunca volveré al Olive Garden en Evansville. El gerente no dudó en mandar un mesero que no fuera de color. A esa pareja deberían haberle negado el servicio por pedir algo así. Es asqueroso lo que permitieron”.
Después del escándalo, Meagan Bernstein, portavoz de Olive Garden, dijo que la cadena no tolera la discriminación de ningún tipo y despidió al gerente.
Tras el despido, Robbins actualizó su post de Facebook: “La joven estaba llorando y no tenía a nadie que la apoyara. Es la mesera más dulce que he conocido en cualquier restaurante. No sé mucho del gerente, pero espero que ahora haga las cosas mejor”.
Una encuesta de Survey Monkey apunta que el 64% de los estadounidenses cree que el racismo sigue siendo un gran problema en Estados Unidos.
“Las tensiones raciales pueden estar vinculadas a grandes eventos nacionales, pero la encuesta también encuentra grandes diferencias por raza centradas en las experiencias cotidianas”, señalan.
Cuatro de cada 10 afroamericanos dicen que han sido tratados injustamente en una tienda o restaurante debido a su raza, en el último mes, en comparación con un cuarto de los hispanos y sólo el 7% de los blancos.