La Casa Blanca está preparando el Despacho Oval para que el presidente de EU, Donald Trump, vuelva a trabajar allí quizá este mismo miércoles, apenas dos días después de salir del hospital y pese a la advertencia de sus médicos de que todavía no está fuera de peligro tras su diagnóstico de COVID-19.
Trump ha estado trabajando desde la residencia presidencial, ubicada en el segundo piso de la mansión, pero ha estado presionando para volver al Ala Oeste, aledaña al edificio principal y donde se encuentra el Despacho Oval, reconoció este miércoles el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows.
"Ahora mismo, su agenda no está clara. Estamos evaluando su pronóstico desde el punto de vista sanitario. Ayer él quería ir al Despacho Oval. Si decide ir (hoy) al Oval, tenemos allí protocolos de seguridad, no sólo equipos de protección personal, sino en cuanto a la ventilación", dijo Meadows a los periodistas en la Casa Blanca.
El presidente, que según su médico ya no mostraba síntomas de COVID-19 pero ha estado sometido a un complejo régimen de medicamentos para tratarse la enfermedad, presionó el martes para volver al Despacho Oval e incluso dar un discurso televisado esa misma noche, pero sus asesores lo convencieron de no hacerlo.
Según el diario The Washington Post, su equipo no veía claro que Trump pudiera volver de forma segura al Despacho Oval, situado en el extremo de un Ala Oeste poco espaciosa, donde decenas de sus asesores y de periodistas que cubren al presidente trabajan en un espacio muy pequeño.
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Al menos nueve empleados de la Casa Blanca han dado positivo por la COVID-19 en los últimos días, el más reciente de ellos el asesor de Trump en temas de inmigración, Stephen Miller; y el brote ha afectado a cuatro funcionarios de la oficina de prensa -incluida la portavoz del presidente, Kayleigh McEnany- y a tres periodistas.
El lunes, cuando Trump volvió del hospital militar después de tres días ingresado, la oficina de gestión de la Casa Blanca envió un correo electrónico al personal de mayor rango, que interactúa a menudo con el presidente, con instrucciones sobre cómo protegerse.
El mensaje, obtenido por el Post, instruye a esos asesores a "limitar cualquier tránsito por el primer piso del Ala Oeste y por la residencia", y si visitan el segundo piso de la mansión, donde se encuentra Trump, deben ponerse equipos de protección que incluyen una bata amarilla, mascarilla quirúrgica, anteojos y guantes.
Sin embargo, la Casa Blanca no ha cambiado su directriz sobre el uso de mascarillas y no obliga a llevarlas, pero fuentes consultadas por el Post afirman que casi todos los empleados las han llevado puestas en los últimos días, incluido el yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, quien normalmente no la lleva.
Meadows aseguró este miércoles que Trump, quien ha tuiteado frecuentemente en las últimas horas, "se encuentra con muy buena salud", y que su equipo "está complacido con su progreso" a la hora de superar la enfermedad.
No obstante, Trump no está todavía fuera del periodo en el que, según el consenso médico, los pacientes de COVID-19 son más vulnerables; un plazo que dura entre siete y diez días desde que se registran los primeros síntomas, algo que en el caso del presidente ocurrió supuestamente el pasado jueves. EFE