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Han tenido que mantenerse en forma, conservar la pasión intacta y, en muchos casos, encontrar otras fuentes de ingresos, pero después de un parón de 18 meses, los actores y bailarines de Broadway empiezan a volver a los escenarios de Nueva York.
Para los actores de "Come from away" (Vienen de lejos), un musical relacionado con los atentados del 11 de septiembre, la vuelta tiene un significado particular.
"Es de alguna forma el espectáculo perfecto para este momento porque destaca nuestra humanidad compartida", asegura Paul Whitty, uno de los actores de esta creación atípica.
Representado desde 2017 en Broadway, pero interrumpido desde marzo de 2020 debido a la pandemia de coronavirus, "Come from away" cuenta cómo habitantes anónimos de Gander, en la región canadiense de Tierra Nueva, recibieron durante varios días a cerca de 7.000 pasajeros obligados a aterrizar en la isla debido al cierre del espacio aéreo estadounidense tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
"Esto recuerda que la voluntad, la compasión y la gracia existen, incluso en tiempos difíciles", subraya James Seol, uno de los recién llegados al plantel.
En Broadway, pulmón cultural de Nueva York, que generaba antes de la pandemia unos 33 millones de dólares de ingresos semanales, los espectáculos se reanudan a cuentagotas en este mes de septiembre, con un público exclusivamente vacunado. El martes, será el turno del Rey León, de Hamilton y de Chicago.
"Come from away", escrita por los canadienses Irene Sankoff y David Hein, se volverá a representar a partir del 21 de septiembre, cerca de Times Square, pero una versión grabada se empezará a difundir a partir del viernes en Apple TV.
Los ensayos llegan a su fin y crecen las ganas de volver a encontrarse con el público.
"Echo de menos al público. El contacto con ellos, compartir esta historia con ellos", dice Q. Smith, que no ha vuelto a subir a un escenario desde octubre de 2019. "Desde mi camerino, se pueden oír los ruidos de los espectadores que se instalan y el ambiente que se anima. Es lo que más me gusta", dice.
El cierre, desde marzo de 2020, de los teatros de Broadway y de los 31 espectáculos que se representaban entonces ha sido uno de los símbolos de la parada de Nueva York, entonces duramente golpeada por el covid-19. Aunque las salas de espectáculo fueron autorizadas a abrir en la primavera de 2021, los indicadores eran demasiado bajos para la mayoría de los teatros afiliados a la Liga de Broadway.
Para los actores, el periodo fue sinónimo de salto a lo desconocido.
"Fue realmente complicado (...). Porque los artistas no tenemos estabilidad financiera", cuenta Q. Smith, para quien la reanudación es un alivio, pese a que ha aprovechado el parón para consagrarse los "365 días del año" a su bebé. "Nunca imaginé que un día diría que estoy deseando hacer ocho espectáculos por semana", porque es "realmente duro", señala.
James Seol, de 43 años, reconoce por su parte que ha cambiado de vía provisionalmente y se ha puesto a dar clases privadas. Pero nunca ha pensado en parar su carrera artística, asegura. Paul Whitty ha llegado a preguntarse si los teatros abrirían algún día.
"Todo era tan aterrador (...) Traté de encontrar la forma de seguir siendo creativo" con el piano o con "lecturas por Zoom". Para "mantenerme activo artísticamente en vez de ver Netflix todo el día".
Para la vuelta, la obra presenta el cartel de lleno. Hacia el futuro, Sue Frost, una de las productoras, se muestra optimista, pese a que los turistas internacionales todavía no pueden visitar Nueva York debido al cierre de las fronteras estadounidenses a muchos países.
"Cuando vimos el código postal de la gente que compra entradas, nos animamos. Vienen de toda la costa este (de Estados Unidos). Habrá turismo interior, mucho más del que se preveía", asegura.
Según ella, Broadway es bastante "fuerte para sobreponerse a esta tempestad".
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