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El viernes 8 de mayo, el presidente Obama trató de conseguir apoyo para un acuerdo comercial considerado polémico pues se enfrenta a la creciente oposición de los demócratas y los sindicatos estadounidenses.

El tratado comercial conocido como Trans-Pacific Partnership incluye ademas de los Estados Unidos, a  Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

Obama trató de desviar la atención de las pérdidas de empleo que se generarían en los Estados Unidos hacía el potencial de incrementar las exportaciones estadounidenses. El presidente advirtió que los Estados Unidos deben liderar en las negociaciones comerciales . “Si nosotros no escribimos las reglas del comercio en todo el mundo, ¿adivinen quién lo hará? China”, dijo Obama. “Y van a escribir esas reglas de una manera que beneficie a los trabajadores chinos y  a las empresas chinas”, añadió.

A lo largo de su discurso, Obama destacó que el nuevo acuerdo comercial ayudaría a aumentar las normas laborales y los salarios de los trabajadores de los demás países participantes. También señaló que al facilitar la exportación de productos fabricados en Estados Unidos en el extranjero, el acuerdo comercial de Estados Unidos beneficiaría a las pequeñas empresas.

“Alguien me ha dicho que el pinot noir de Oregón es de primera clase ... Yo quiero asegurarme de que los consumidores de vino japoneses tengan la oportunidad de probarlo”, dijo Obama, quien agregó que el acuerdo también podría beneficiar a los ganaderos de Oregón. “La carne es muy cara en Japón. Vamos a asegurarnos de que prueben algunos filetes de Oregón. Son de muy buena calidad”.

"La apertura de mercados a los productos fabricados en Estados Unidos en el extranjero es una de las mejores cosas que podrían sucederle a los Estados Unidos tanto como para la pequeña empresa como para sus empleados", concluyó Obama.

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