Dentro del mundo de los negocios, se estima, hay pocas mujeres multimillonarias en comparación con las largas listas dominadas por hombres.
Una de ellas es Françoise Bettencourt Meyers, la mujer más rica del mundo y la primera en la lista de multimillonarias de Forbes.
Y es que Meyers cuenta con un patrimonio neto de $74.8 mil millones de dólares provenientes de su más importante y lucrativo negocio en el mundo de la belleza y la moda.
Françoise Bettencourt Meyers es la heredera legítima de la empresa y fortuna de L’Oréal , una empresa de propiedad familiar fundada por su abuelo Eugène Schueller en París, Francia.
De acuerdo con estimaciones de Forbes y su listado de las mujeres más ricas del mundo en 2022, su patrimonio está valorado en $74.8 mil millones de dólares, hecho que la coloca como la mujer más rica del mundo por segundo año consecutivo.
Apareció por primera vez en la lista de multimillonarios en 2018, tras la muerte de su madre Lliane Bettencourt, quien también llegó a ser la mujer más rica del mundo en su momento.
Además de ser la heredera de la empresa, es miembro del directorio de L’Oréal desde 1997, presidenta del holding familiar y ha creado su propio imperio gracias a sus trabajos como autora de comentarios bíblicos y obras relacionadas sobre la historia de las religiones judía y cristiana, así como textos sobre mitología griega, tribus israelíes y el árbol genealógico de Adán y Eva.
Entre otras ocupaciones, destacan sus trabajos en la fundación familiar Bettencourt Schueller Foundation.
Eugène Schueller, abuelo de la empresaria, fue el fundador de L’Oréal e inventor de la fórmula de tinte para cabello en 1908, misma que lo hizo extremadamente rico.
Cuando Scheller murió, Liliane Bettencourt, madre de Françoise, heredó el negocio familiar en 1957 lo que le permitió convertirse, a su vez, en una destacada millonaria y socialité de Francia que permitía, junto a su marido André Bettencourt, hacer impresionantes fiestas y exclusivos eventos sólo para la alta sociedad de París.
A comparación de su familia, Françoise no vivía con los mismos lujos ni se involucraba con la crème de la crème. De hecho, nunca tuvo buena relación con sus padres debido a que no le llamaba la atención ese mundo de lujo y glamour, en cambio se dedicaba al arte, la música y la escritura.
En 2008, Françoise demandó al fotógrafo y amigo de su madre François-Marie Banier por engañar a Liliane y quitarle dinero.
Según la demanda, Banier explotó la vulnerabilidad emocional de Liliane para engañarla y obligarla a que le diera $1.8 mil millones de dólares en efectivo, bienes raíces, arte y en regalos.
De acuerdo con The New York Times, Liliane fue diagnosticada con demencia, lo que le daba más posibilidades de ganar el caso a su hija, pero fue hasta 2015 que el hombre fue acusado, arrestado y condenado a dos años y medio de prisión por abuso de debilidad, además de pagar $158 millones de euros en daños.
Tras las primeras fases de la demanda, en 2009, Françoise y su madre dejaron de hablar y se distanciaron, pero también sacaron a relucir otros escándalos de la familia y la empresa.
Y es que se destacó que Scheller era simpatizante nazi y elogió varias veces a Adolf Hitler durante los pirmeros años de la Alemania Nazi, incluso se dijo que Scheller fue investigado como colaborador nazi después de que terminó la Segunda Guerra Mundial.
Asimismo, el abuelo de Françoise era miembro de una sociedad secreta que planeó derrocar al gobierno republicano de Francia en 1930, misma que ha sido culpada de múltiples asesinatos y atentados con bombas y ayudó a la financiación de L’Oréal durante su fundación.
Por su parte, André Bettencourt escribió mensajes antisemitas en la prensa pro-alemana durante la guerra, según informó Time en un artículo de Liliane hecho tras su fallecimiento, Nunca envidies a la mujer más rica del mundo.