El salario mínimo de muchos de los trabajadores de restaurantes de comida rápida en California subió este lunes de 16 a 20 dólares la hora, uno de los más altos de Estados Unidos.
La norma promulgada el año pasado por el gobernador demócrata Gavin Newsom se aplica en establecimientos con reducido o ningún servicio de mesa y que tengan al menos 60 locales en todo el país.
Aunque el aumento fue recibido con alegría por los trabajadores, también podría impactar en los precios en este estado del oeste que ya enfrenta un alto costo de vida.
"Me ayudará a respirar un poco más tranquila a la hora de pagar el alquiler e incluso de comprar alimentos", dijo Angélica Hernández, que trabaja en un McDonald's de Los Ángeles.
En California, más de medio millón de personas trabaja en el sector de la comida rápida, en cadenas reconocidas mundialmente pero también en marcas locales más pequeñas.
Tia Koonse, de la Universidad de California en Los Ángeles, afirma que la mayoría de los trabajadores de esa industria son mujeres y afroestadounidenses, con un salario promedio anual de 25,800 dólares, muy por debajo de la media estatal de 43,000 dólares.
"Existe la idea errónea de que los trabajadores de la comida rápida son adolescentes que trabajan por unas monedas", dijo a periodistas. "Pero la verdad es que bastante más de la mitad tiene más de 25 años... y una cuarta parte es en realidad el principal sostén económico de su hogar".
Algunas cadenas han dicho que tendrán que subir los precios y advierten que las alzas salariales podrían acabar costando puestos de trabajo.
"Todo el mundo va a tener que pagar más", dijo Jack Hartung, director financiero de Chipotle Mexican Grill, que ya ha subido sus precios cuatro veces en los últimos dos años, según el Wall Street Journal.
Los economistas están divididos sobre los efectos del salario mínimo por hora, fijado en 7.25 dólares a nivel federal, aunque varía mucho de estado a estado.
Según un estudio reciente de la Oficina Presupuestaria del Congreso, elevar el mínimo federal a 17 dólares la hora podría ayudar a 18 millones de personas en los próximos cinco años, pero podría costar 700,000 puestos de trabajo.
Koonse sostiene que los despidos en California son improbables e innecesarios. "California ha agregado 142,000 empleos a la industria de comida rápida desde que el salario mínimo comenzó a subir en 2015", dijo.
Los puntos de venta en algunas de las ciudades más caras del estado ya están pagando al personal más de 20 dólares por hora, ya sea debido a las reglas locales o las fuerzas del mercado, explicó.