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El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se ha catalogado como un feminista y ha sido aplaudido por ello. Sin embargo, a 17 meses de llegar al cargo sus promesas se han topado con la dura realidad: ¿ha habido un cambio real para las mujeres canadienses?

La organización Oxfam Canadá publicó el “marcador feminista” para evaluar los avances realizados por el gobierno de Trudeau y llegó a la conclusión de que el discurso feminista del primer ministro y de su equipo no ha tenido un impacto en el gasto público.

El coste de la atención infantil de es uno de los más elevados de la OCDE y la diferencia entre el salario de los hombres y de las mujeres es una constante que hace bajar a Canadá hasta el puesto 35 en la clasificación del Foro Económico Mundial relativa a la brecha de género.

Según Oxfam, solo se ha constatado un avance sólido en un área: la representación y liderazgo de las mujeres. “No se le debe restar importancia al hecho de que el Gobierno actual ha sido el primero en toda la historia de Canadá en tener un gabinete con la misma cifra de hombres y mujeres”, indica Lauren Ravon de Oxfam.

Los resultados no son tan alentadores en lo relativo a las condiciones salariales. Oxfam subraya que se deben impulsar acciones para cerrar esta brecha salarial, ya que es una de las peores de la OCDE. También recomienda garantizar un salario digno a la clase trabajadora pobre, integrada en su mayoría por mujeres.

Aunque el gobierno se ha comprometido a aprobar leyes que garanticen que hombres y mujeres ganan lo mismo en los sectores regulados a nivel federal, no lo hará hasta 2018.

No obstante, Oxfam espera que el Gobierno haga progresos en los próximos años. “En general, los primeros pasos son alentadores y se está avanzando en la dirección correcta. Es necesario que en su segundo año de mandato, el Gobierno convierta sus palabras en acciones”.

Por su parte, Pamela Palmater, que dirige el Centro para la Gobernanza Indígena de la Universidad Ryerson en Toronto, señala que entre los que todavía no han experimentado ninguna mejora se encuentran las mujeres y las niñas indígenas.

Durante su campaña presidencial, Trudeau prometió que pondría fin a la tensa relación entre Canadá y los pueblos indígenas: “Trudeau ha incumplido prácticamente todas las promesas que hizo a las mujeres y niñas indígenas”, lamenta Palmater.

Si bien es cierto que en agosto el Gobierno inició una investigación para abordar las miles de desapariciones y los asesinatos de mujeres indígenas, también lo es que han pasado siete meses y no se ha informado al público de los resultados.

“El feminismo de Justin es meramente simbólico. La mitad de su gabinete son mujeres, pero son mujeres que ya tenían poder y una situación privilegiada. Podríamos decir que se ha limitado a repartir un poco de poder entre grupos reducidos de la élite”, dijo Palmater.

A muchos les indignó que el mes pasado Trudeau organizó una mesa redonda de mujeres emprendedoras junto con el presidente estadounidense Donald Trump.

“ ¿Cómo puede el primer ministro sentarse a hablar sobre las mujeres en el mundo laboral en compañía de Trump sin condenar primero los comentarios misóginos que ha hecho?”, preguntó la parlamentaria Sheila Malcolmson, del Nuevo Partido Demócrata, en una sesión.

Para Sharmeen Khan, de No One Is Illegal Toronto, la reputación de Trudeau como feminista se ha convertido en un obstáculo para las medidas que esta organización quiere impulsar, y que buscan denunciar cómo el Gobierno margina sistemáticamente a las personas más vulnerables del país, entre los que se incluyen los trabajadores temporales extranjeros y los inmigrantes sin papeles.

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