El concepto de contar con la protección del gobierno del país de origen más allá de las fronteras ha existido por miles de años, pero la mención de un objeto reconocido como pasaporte aparece por primera vez en la Biblia, en el libro de Nehemías en el antiguo testamento.
En la Gran Bretaña, la referencia mas antigua a un “salvoconducto” apareció durante el reinado de Enrique V en un acto del Parlamento en el año 1414. En ese tiempo los pasaportes o salvoconductos eran dados por el rey a quienes los requirieran, británicos o extranjeros.
Para 1540 el término pasaporte comenzó a usarse, originado por el hecho de que la gente pasaba a través de puertos marítimos o a través de las puertas de las ciudades amuralladas (portes en francés).
De la época subsiste un pasaporte emitido en junio 18 de 1641 firmado por Carlos I.
Fue hasta principios del siglo XX que se comenzó a usar el pasaporte como lo conocemos hoy. El primer pasaporte británico en forma de libro, era una hoja doblada en 8 partes, se emitió producto de una ley de 1914, era válido por dos años y debía contener información y foto de la persona.
En Estados Unidos, en 1856 el Congreso otorgó al Departamento de Estado la función exclusiva de emitir pasaportes a los ciudadanos estadounidenses, pero casi nadie contaba con uno.
El 18 de agosto de 1918, el presidente Wilson proclamó el requerimiento de un pasaporte.
En México se comenzaron a expedir los primeros pasaportes en 1850, eran credenciales diplomáticas de identidad.
Durante el siglo XX y a exigencia del gobierno de Estados Unidos para controlar los accesos a través de su frontera con México, se comenzó a demandar que los viajeros contaran con un pasaporte.
A partir de 1950 la mayoría de los pasaportes se emitían para viajar a Estados Unidos y los documentos no requerían de contar con fotografía.
Hoy en día el pasaporte mexicano se ubica entre los más poderosos del mundo pues se puede usar para viajar a más de 130 países sin necesidad de visa.