Donald Trump y su ahora extinta Universidad Trump recibieron una demanda colectiva por parte de estudiantes estadounidenses por fraude, ya que la institución no cumplió con lo que prometió en su momento: enseñar el camino al éxito.
La demanda en que se acusa que la Universidad Trump no cumplió sus promesas de enseñar el camino al éxito en el negocio de bienes raíces comenzaría el próximo 28 de noviembre en San Diego, California, ante Gonzalo Curiel, el juez nacido en Indiana y al que Trump acusó durante su campaña presidencial de ser parcial debido a su origen mexicano.
Ambas partes aceptaron la oferta de Curiel para trabajar con el juez federal de distrito Jeffrey Miller, quien tiene sede en San Diego, con respecto a un posible acuerdo fuera de tribunales. "Desde ahora le puedo decir que soy todo oídos", le dijo Daniel Petrocelli a Curiel.
Daniel Petrocelli es el abogado principal de Trump en el caso y recientemente solicitó que se postergue el juicio hasta principios del año entrante, alegando que Trump necesitaba tiempo para trabajar en su transición a la presidencia.
Antes de que Donald Trump tome posesión como presidente de Estados Unidos el próximo 20 de enero, enfrentará un juicio civil, lo que quiere decir que Trump no está acusado de ningún delito sino que enfrenta una disputa de índole monetaria con personas que se sienten estafadas por la universidad que lleva su nombre.
El grupo de antiguos estudiantes de la Universidad Trump están demandando al centro educativo por 40 millones de dólares, según informa el diario Financial Times.
Cabe recordar que los presidentes estadounidenses gozan de un fuero especial para enfrentar acusaciones penales por acciones ocurridas durante su presidencia. Sólo la Cámara de Representantes puede efectuar un "impeachment", una acusación penal formal contra el mandatario. El Senado lleva a cabo el juicio que eventualmente podría resultar en la destitución del presidente.
El último mandatario en enfrentar este procedimiento fue Bill Clinton, quien fue formalmente acusado por la Cámara de Representantes de haber mentido bajo juramento en hechos relacionados con el escándalo sexual de Mónica Lewinsky. Sin embargo, el Senado, que era controlado por su partido, absolvió a Clinton en 1999.