Quien decide renunciar a la ciudadanía de Estados Unidos se enfrenta a una deuda en impuestos que puede durar décadas.
El año pasado 3 mil estadounidenses decidieron entregar su pasaporte, orillados en parte por las nuevas regulaciones que hacen que los más de 7.6 millones de expatriados tengan que presentar declaraciones mientras vivan en el extranjero.
Sin embargo, decirle adiós a EU sale caro. A principios de 2014 el gobierno incrementó la cuota para renunciar a 2 mil 350 dólares, que es cuatro veces más de lo que solía ser el costo.
Además, al renunciar se les entrega una cuenta final de impuestos que en algunas ocasiones puede ser una suma millonaria. Deuda que puede durar años y hasta décadas de pagos adicionales.
No obstante, a pesar de la larga deuda por delante al renunciar y entregar el pasaporte, automáticamente se pierden todos los derechos legales como ciudadano, aunque aún se esté amarrado económicamente al país.
Aquellos que cuentan con activos globales con un valor mayor a los 2 millones de dólares, entre sueldos, vivienda, ahorros, entre otros, deben pagar impuestos sobre el valor actual en el mercado.
Un estadounidense puede someterse a gravamen en el valor total de los planes de pensión y jubilación, incluso cuando esos fondos no se tendrán que pagar por años.
Y en algunos casos, algunas propiedades o cosas que ya pagaron impuestos con la renuncia pueden volver a pagar el gravamen si son heredados a un ciudadano estadounidense.
Razones suficientes para seguir pagando los impuestos establecidos y guardar el pasaporte azul como si nada hubiera pasado.
Hablando de nacionalidad, te presentamos 10 preguntas que el gobierno de Estados Unidos, incluye en los cuestionarios que aplica a quienes deseen nacionalizarse como residentes.
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