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De acuerdo con History.com en 1909 una mujer llamada Sonora Smart Dodd, una de los seis hijos de un hombre viudo que se encargó de la crianza de ella y sus hermanos en una granja en Spokane Washington trató de establecer una celebración equivalente a la del dia de la madre, que celebrara a la cabeza masculina de la familia, usando como ejemplo a su propio padre.
Smart Dodd acudió a iglesias, oficinas gubernamentales y al YMCA buscando apoyos para el establecimiento de la celebración y lo consiguió, siendo el estado de Washington el primero de la nación estadounidense en celebrar el día del padre el 19 de julio de 1910.
Sin embargo, la idea no fue inmediatamente acogida por todo el mundo, debido a que, el negocio de las flores, que promovía la celebración del día de las madres, se encontró que “los padres no tenían el mismo nivel de atractivo sentimental, que tenían las madres” y que llevaban a los hijos a comprarles regalos y flores, es decir, no era comercial.
En 1924, el presidente Cakvin Coolidge urgió a los gobernadores de todos los estados a celebrar el Día del Padre, sin embargo, muchos hombres continuaron desdeñándolo.
Entre las décadas de los 20 y 30, existió un movimiento que pretendió erradicar tanto la celebración de las madres, como las del padre y convertirlas en un solo día, Día de los Padres (Parent’s Day) y que argumentaba que ambos progenitores deberían ser respetados y celebrados juntos.
Durante la época de la Depresión cuando los comerciantes batallaban para vender su mercancía, la celebración del día del padre se promovió como “una segunda navidad” para los hombres, promoviendo la venta de corbatas, sombreros, calcetines, pipas y tabaco.
Cuando comenzó la II Guerra Mundial, los publicistas argumentaron que celebrar el Día del Padre era una forma de honrar a las tropas de Estados Unidos, así que al final de la guerra, la celebración se había arraigado en la costumbre estadounidense.
En 1972, el presidente Richard Nixon firmó la proclamación que hacía del Día del Padre un día festivo federal en Estados Unidos.
Hoy en día se estima que los estadounidenses gastan más de mil millones de dólares en regalos para los padres cada año.
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