El Día de Muertos es una de las tradiciones más emblemáticas y coloridas de México, donde se honra a los seres queridos que han fallecido. En 2024, las celebraciones se llevarán a cabo con la misma devoción y alegría que caracteriza a esta festividad.
El 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos, mientras que el 2 de noviembre se conmemora el Día de los Fieles Difuntos.
Las familias creen que cada 2 de noviembre, los espíritus de sus seres queridos regresan a sus hogares. Para celebrar este retorno temporal, preparan altares con ofrendas que incluyen comida, flores, fotografías y objetos que les gustaban en vida. Los guían con senderos de pétalos de flor de cempasúchil e incienso.
Según la UNESCO, que ha declarado esta tradición como Patrimonio Cultural Inmaterial, es una “fusión de los ritos religiosos prehispánicos y las festividades católicas”, ya que ambos elementos coexisten en una mezcla de creencias, misas, flores y alimentos.
Sin embargo, aunque las fechas principales son el 1 y 2 de noviembre, en algunos lugares de México se pone la ofrenda desde días antes para recibir a las ánimas de personas que murieron en tragedias, ahogados o de niños que murieron al nacer y no recibieron el bautismo.
27 de octubre: Se recibe a las mascotas.
28 de octubre: Este día se dedica a las personas que fallecieron de manera trágica o violenta.
29 de octubre: Se conmemora a los ahogados y a aquellos que murieron en accidentes.
30 de octubre: Se honra a las almas solitarias, aquellas que no tienen familiares que las recuerden.
31 de octubre: Es el día para los niños que murieron sin ser bautizados, conocidos como los “limbos”.
1 de noviembre: Día de Todos los Santos, dedicado a los niños y bebés, también conocido como el Día de los Angelitos.
2 de noviembre: Día de los Fieles Difuntos, cuando se recuerda a los adultos. Es el día principal de la celebración, donde las familias visitan los cementerios y preparan altares en honor a sus seres queridos.
La ofrenda o altar de Día de Muertos, se pone de acuerdo con la situación en la que murió tu familiar. Si corresponde a las de 28, 29, 30 o 31 de octubre ponla en ese día.
De lo contrario, puedes ponerla hasta el 2 de noviembre en la mañana, día de los Fieles Difuntos. Si quieres que tu ofrenda permanezca en tu mesa por más tiempo, nada impide que la pongas el 1° de noviembre.
El Gobierno de México explica que las ofrendas actuales tienen su origen en los ritos prehispánicos. Antes de la conquista, cuando moría una persona se le dejaban en su tumba objetos que podría requerir en su viaje por el inframundo, custodiado por Mictlantecuhtli.
Con la Conquista Española y el proceso de evangelización, se fusionó el rito prehispánico con tradiciones como la formación de altares y símbolos religiosos.
Agua: Considerada la “fuente de vida”, se coloca para que las ánimas calmen su sed tras su largo viaje y simboliza la pureza del alma.
Sal: Actúa como un elemento de purificación, evitando que el cuerpo se corrompa durante su viaje.
Veladoras y velas: Representan la luz, la fe y la esperanza, iluminando el camino de los difuntos de regreso a sus hogares. En algunas comunidades indígenas, cada vela simboliza un difunto. Las velas moradas indican duelo y, si se colocan cuatro en cruz, representan los cuatro puntos cardinales para orientar a las ánimas.
Copal e incienso: El copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses, mientras que los españoles introdujeron el incienso para limpiar los lugares de malos espíritus.
Cempasúchil: Esta flor, cuyo nombre en náhuatl significa “veinte flores”, se asocia con el sol y simboliza la vida y la muerte. Las familias mexicanas crean caminos de pétalos de cempasúchil desde la puerta de su casa hasta la ofrenda para guiar a los difuntos.
Petate: Algunas familias colocan un petate para que los difuntos descansen tras su largo viaje.
Pan: En la tradición católica, el pan simboliza el “Cuerpo de Cristo”. Durante estas fechas, se elabora el “pan de muerto”, decorado con azúcar o ajonjolí y aromatizado con agua de azahar.
Fotografía: Se colocan fotos del ser querido al que va dirigida la ofrenda, junto con imágenes de santos que representan la conexión entre vivos y muertos.
Chocolate de agua: Según la tradición prehispánica, los invitados bebían chocolate preparado con el agua que usaba el difunto para bañarse, impregnándose de su esencia.
Calaveras de azúcar: Simbolizan la presencia constante de la muerte. Las pequeñas se dedican a la Santísima Trinidad y las grandes al Padre Eterno.
Niveles de las ofrendas: Las ofrendas pueden tener varios niveles: dos pisos representan el cielo y la tierra; tres pisos, el cielo, la tierra y el inframundo; y siete pisos, los niveles que atraviesan las almas para alcanzar el descanso eterno.
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