Jacqueline Kennedy Onassis es recordada por ser una de las ex primeras damas de Estados Unidos más influyentes en la historia del país.
La esposa del expresidente John F. Kennedy se ganó el corazón de los estadounidenses gracias a su carisma, carácter, inteligencia y su inigualable estilo para la moda, el cual describía su elegancia y poder.
Durante su vida, Jackie se dedicó al arte y dirigió con éxito numerosas campañas para la preservación y restauración de monumentos históricos y de arquitectura.
A continuación te dejamos con 10 datos sorprendentes y poco conocidos de Kennedy.
Desde que tenía 3 años de edad ya podía controlar su pony. Antes de los 11 años ganó numerosos campeonatos nacionales. Su amor por este deporte se convirtió en sus más grandes pasiones en la vida adulta, según apunta la Biblioteca y Museo Presidencial John F. Kennedy.
Onassis aprendió a hablar con fluidez el francés mientras estudiaba historia, literatura y arte en Vassa College entre 1947 y 1948. Además, estudió en Francia donde tomó clases en Sorbona y la Universidad de Grenoble.
Al regresar a Estados Unidos obtuvo un título de literatura francesa por la Universidad George Washington.
Durante las campañas de reelección al Senado de John F. Kennedy, Jackie aprendió español, polaco e italiano para acercarse a todos los votantes.
Foto: AP
A los 12 años, Kennedy recorrió la residencia oficial con su madre y su hermana. Por la falta de recorridos entretenidos e información disponible al público durante su paseo, se inspiró para ofrecer una mejor atención a los visitantes y promover la cultura e historia del lugar cuando fue primera dama.
Si bien este premio suele otorgarse a celebridades de la televisión, Jackie recibió uno por haber remodelado la Casa Blanca y promover su historia. Cuando las obras terminaron, Jackie apareció en un especial de la cadena CBS llamado Un recorrido por la Casa Blanca, el cual fue visto por más de 56 millones de personas.
Además de Emmy, ganó un Premio de Fideicomisarios de la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión.
Las estatuillas todavía se exhiben en la Biblioteca Kennedy.
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A los 22 años escribió un ensayo para un concurso de Vogue, donde el ganador obtendría un puesto de editor junior de seis meses en las oficinas de Nueva York y seis meses en París.
De los 1279 ensayos participantes, ganó el de Kennedy, pero renunció el primer día.
Tras su papel como primera dama, su talento con la pluma le aseguró un empleo como escritora hasta su muerte. Trabajó como editora en Doubleday y ayudó en varias biografías de John F. Kennedy.
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Parte de su fama se la debe a su matrimonio con el político John F. Kennedy, pero esto pudo haber sido otra historia cuando se comprometió con otro hombre en 1951.
Se trataba de John GW Husted, un rico de Nueva York, graduado de Yale y corredor de bolsa. Se cree que Kennedy rompió el compromiso debido a su madre que no lo quería porque no ganaba tanto dinero para mantener el estatus de la familia.
Se casó con el entonces futuro presidente de Estados Unidos el 12 de septiembre de 1953.
La ceremonia se llevó a cabo en una lujosa residencia de Rhode Island a la que asistieron 700 invitados y la recepción por persona costó $1,200 dólares, casi $15 mil dólares actuales.
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Después de que el presidente fue asesinado en Texas, Jacqueline se negó a quitarse el vestido manchado de sangre para que los estadounidenses “vieran lo que le hicieron a Jack”. Hoy en día ese vestido todavía existe manchado en una bóveda con clima controlado a las afueras de Washington.
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Durante toda su vida fue popular por su estilo elegante y pudiente. Según Time, a ella se le debe la fama de los sombreros de pastillero, las gafas solares de gran tamaño, los guantes hasta el codo, los vestidos strapless y los abrigos hechos a la medida.
“Una profunda influencia de Onassis en la forma en que toda una generación quería verse, vestirse y comportarse no puede ser sobreestimada”, dijo Hamish Bowles, editor general de Vogue Europa en el 2000 al Museo Metropolitano de Arte.
“Ella estableció los estándares que las mujeres estadounidenses se esforzaron por seguir y, en el escenario mundial, proporcionó una metáfora visual de la juventud y la promesa de la administración Kennedy. Ella galvanizó tanto al mundo de la moda como a la prensa de la moda”, añadió.
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En 1975 ayudó a evitar que la Grand Central Terminal de Nueva York fuera demolida y llevó la lucha a la Corte Suprema en Washington con un fallo a favor.
También salvó las casas históricas en Lafayette Square frente a la Casa Blanca, ayudó a aprobar la Ley de Preservación Histórica de 1966, luchó en contra de la construcción de un edificio de oficinas en San Bartolomé Church’s Community House y apoyó la demanda de la Municipal Art Society para bloquear el proyecto New York Coliseum en 1987.
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