Harvey vuelve a impactar en el sur de Estados Unidos tras provocar precipitaciones récord en Texas, donde los equipos de emergencia seguían intentando rescatar día y noche a centenares de personas aún atrapadas por la inundación.
Aunque el Servicio Nacional de Meteorología (NWS) tuiteó que se espera una mejora en las condiciones climáticas.
En la ciudad de Houston, la cuarta más poblada del país con 2,3 millones de habitantes en su zona metropolitana, la tormenta transformó calles en ríos y barrios en lagos, obligando más de 8.000 personas a albergarse en refugios de emergencia.
Las autoridades esperan un total de unos 30.000 refugiados y estiman que unas 450.000 personas pedirán ayuda al gobierno federal.
El alcalde de Houston, Sylvester Turner, decretó el martes un toque de queda para ayudar en los esfuerzos de búsqueda y evitar potenciales saqueos.
Al menos un puente se desmoronó y un dique se rompió, peligraban dos represas que fueron desaguadas para evitar una catástrofe en la periferia de Houston, en tanto los residentes aledaños a una planta química fueron evacuados por precaución.
El alcance de los daños provocados por Harvey en Texas -incluyendo el número de muertos- era difícil de establecer para las autoridades.
La tormenta causó directa o indirectamente la muerte de al menos 10 personas, pero los medios estadounidenses hablan de un balance de 30 fallecidos.
Capital de la industria petrolera estadounidense, la suspensión de actividad de sus refinerías perturba al sector, aunque hay reservas de crudo suficientes.