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A los pasajeros que quieren viajar por avión en Canadá, o en vuelos internacionales con destino al país norteamericano, se les tomará la temperatura corporal para prevenir la transmisión de la, aunque anteriormente el Gobierno canadiense había señalado que esa medida no era útil.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció la medida este viernes durante su rueda de prensa diaria en la que afirmó que los pasajeros que tengan fiebre no podrán embarcar en su vuelo.

Igualmente, las personas que trabajan en las zonas de seguridad de los aeropuertos serán sometidas a exámenes de temperatura corporal.

La medida para los viajeros procedentes de vuelos internacionales empezará a ser requerida a partir de finales de junio, reveló el ministro de Transportes de Canadá, Marc Garneau.

En los vuelos domésticos, el requisito se implementará más tarde, a finales de julio, cuando el equipamiento necesario esté en funcionamiento en los aeropuertos, añadió Garneau.

En caso de que un pasajero tenga fiebre, se someterá a un segundo examen diez minutos después para comprobar la medición inicial. En caso de que se confirme la presencia de fiebre, el viajero no podrá embarcar aunque le será permitido hacer una nueva reserva sin coste para 14 días después.

"Nuestro Gobierno está haciendo obligatorio el examen de la temperatura de los pasajeros de aerolíneas mediante un planteamiento de fases, primero para aquellos que viajan a Canadá, luego para los que lo hacen desde Canadá y finalmente para aquellos que viajan dentro de Canadá", explicó Trudeau.

Desde mediados de abril, Canadá ya obliga a todas las personas que entran en un aeropuerto a llevar una .

Pero tras la declaración de la pandemia de COVID-19, Trudeau declaró que no era necesario tomar la temperatura a la pasajeros aéreos porque no había pruebas de que la medida sirviese para detectar casos de la enfermedad.

Trudeau justificó hoy el cambio de opinión porque "es una medida extra de protección para la gente que viene a Canadá, pero no es la única forma de mantener la seguridad de los canadienses".

La medida se produce en un momento en el que el país está empezando a relajar las medidas de confinamiento social y económico aplicadas para ralentizar la propagación de la COVID-19.

Canadá tiene 97.898 casos confirmados y 8.048 fallecimientos, la mayoría en las provincias de Quebec y Ontario, las dos mayores del país.

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