En muchos vuelos comerciales de algunas aerolíneas se acostumbra separar el pasaje en diferentes clases en función de lo que puedan pagar los pasajeros es ofensiva. Sin embargo, es un ejemplo perfecto de optimización de recursos bajo dos palabras.
De acuerdo con Wendover Productions, en los comienzos de la aviación comercial no había diferencias de clase entre una parte del avión y otra. Toda la aeronave tenía los mismos asientos y los precios de los pasajes eran uniformemente carísimos. El precio de un pasaje en 1950, ajustado a la inflación, supera los 6, 800 dólares actuales.
Todo eso cambió en los años 40 y 50. La primera distinción se hizo para aprovechar los vuelos postales. Los aviones que transportaban cartas aún tenían asientos y las aerolíneas comenzaron a vender estos pasajes a un precio más asequible por una buena razón: Los vuelos de correo siempre hacían escalas.
En 1952 debutaron las clases turista y business. Originalmente, el espacio en cabina de las dos clases era el mismo. La diferencia estaba únicamente en las condiciones del boleto y tenía sentido. Los billetes de turista no se podían modificar y había que comprarlos con mucha antelación.
Por su parte, los billetes business eran más flexibles y se podían comprar días antes o en el mismo momento. El mayor precio no importaba porque normalmente es la compañía la que paga, no el viajero.
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La historia de las clases en los aviones surgió a partir de cómo las aerolíneas segmentaron el interior del avión para lograr meter a más pasajeros y así amortizar cada vuelo.
En los años 70, la llegada del enorme 747, del Concorde y la liberalización de las compañías aéreas agudizaron el proceso. El Concorde se convirtió en el avión de primera clase por excelencia, y eso hizo que aún hoy, muchas compañías y aviones no tengan primera clase. La alternativa fue atraer al consumidor medio alto haciendo que parte de los asientos tuvieran más espacio aparte de ventajas en el billete.
La idea de que todo el pasaje sea Business es bonita, pero impracticable desde el punto de vista financiero sencillamente porque los billetes serían mucho más caros y volaría mucha menos gente.
Lo que realmente les da beneficios a las aerolíneas son las clases vip, especialmente Business. Wendover Productions hace un revelador cálculo sobre la base de un 787 de British Airways que cruce el Atlántico con todo el pasaje (224 asientos) vendido: