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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dará el último gran discurso de su Presidencia el 10 de enero en Chicago, la ciudad en la que conoció a su mujer, nacieron sus dos hijas, trabajó como líder comunitario y dio el salto a la política.
El propio Obama anunció en un correo electrónico dirigido a sus seguidores el discurso que tendrá lugar solo diez días antes de que le suceda en la Casa Blanca el republicano Donald Trump.
"Estoy empezando a escribir mis declaraciones", aseguró Obama, quien hizo historia en 2009 al convertirse en el primer presidente negro de EU y este mes tendrá que abandonar el Despacho Oval.
"Estoy pensando en esto como una oportunidad para decir gracias por este increíble viaje, para celebrar las formas en las que han cambiado este país para mejor en estos últimos ocho años, y para ofrecer algunas ideas sobre adónde vamos todos desde aquí", detalló Obama en su correo electrónico.
Posiblemente, el discurso de Chicago será la última oportunidad de Obama para defender sus políticas antes de que irrumpa en la Casa Blanca Donald Trump, quien ha prometido sepultar los principales logros del actual mandatario a nivel nacional e internacional.
Para evitarlo, en las últimas semanas, Obama ha promulgado de manera unilateral algunas medidas, como la prohibición de prospecciones petroleras y gasísticas en aguas del Ártico y algunas zonas del Atlántico, unas acciones que buscan preservar sus esfuerzos en la lucha contra el cambio climático.
Obama también se está centrando en salvar su reforma sanitaria, conocida como Obamacare y que Trump se ha propuesto derogar en los cien primeros días de su Gobierno.
El discurso de Obama en Chicago cumple con una tradición que inauguró en 1796 el primer presidente de EU, George Washington, quien se dirigió al pueblo estadounidense para despedirse cuando se acercaba el final de su segundo mandato y ofreció a sus conciudadanos sus últimas recomendaciones.
Muchos mandatarios han seguido la tradición y, de hecho, el último discurso de despedida pronunciado por un presidente fue el de George W. Bush en 2009, justo antes de la llegada al poder de Obama.
En el anuncio del discurso de Obama en la página web de la Casa Blanca, aparece una entrañable foto del mandatario y de la primera dama, Michelle Obama, de espaldas, agarrados de la cintura y contemplando los rascacielos de Chicago desde la orilla del lago Michigan.
Nacido en Hawái, Obama siente una gran devoción por Chicago y, por eso, no es ninguna casualidad que haya elegido esta ciudad como escenario para su último gran discurso como presidente de Estados Unidos.
Tras una infancia entre Indonesia, el país de su padrastro, y Hawái, donde vivió con sus abuelos, Obama terminó estudiando en dos de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, Columbia y Harvard, y echó raíces en Chicago, apodada como "la ciudad del viento".
En Chicago, Obama ejerció de abogado en una consejería jurídica por los Derechos Civiles y como profesor de Derecho Constitucional en la universidad, y fue entonces cuando comenzó a pensar en entrar en política.
Su carrera política arrancó en 1997 con su elección como senador estatal de Illinois por el Partido Demócrata, en representación del distrito de Hyde Park de Chicago.
En 2004, tras ganar relevancia en la Convención Demócrata con un discurso en favor de la reconciliación racial, Obama desembarcó en la política nacional y entró al Senado, desde donde se lanzó por la Casa Blanca con una campaña seguida en todo el mundo y liderada, precisamente, por un grupo de amigos y asesores de Chicago.
Pero antes de convertirse en presidente, Chicago se convirtió en una tarde de verano de 1989 en el escenario de la primera cita entre Obama y la joven abogada Michelle Robinson, un evento que ha sido recreado en la película "Southside With You".
"En nuestra primera cita la invité al mejor helado de Baskin Robbins. La besé y sabía a chocolate", confesó Obama en 2007 a The Ophra Magazine.
Para rememorar ese momento ya histórico, una placa recuerda desde 2012 el primer beso de los Obama en el lugar donde estaba emplazada la heladería y que hoy ocupa un restaurante de comida rápida.
La pareja se casó tres años después y tienen dos hijas, Malia y Sasha, nacidas también en Chicago y ahora adolescentes.
La familia todavía conserva la casa en la que vivieron durante años en la zona sur de la ciudad, la misma por la que Obama pasa cuando visita Chicago por motivos de trabajo.
Por el momento, los Obama no tienen previsto volver a su casa de Chicago y han alquilado una mansión en un exclusivo barrio de Washington, a unos tres kilómetros de la Casa Blanca y donde tienen pensado permanecer hasta que su hija menor, Sasha, termine la educación secundaria.