Afuera del flamante edificio Trump Tower en Manhattan no se ve a mucha gente usando las gorras con la leyenda “Make America Great Again” ni coreando “Construye el muro”, a pesar de que el presidente electo Donald Trump es neoyorkino.
Luego de ganar prácticamente todo el centro del país y los estados del sur, Donald Trump no consigue la simpatía de la mayoría de los neoyorkinos, que se la demuestran de múltiples formas, de acuerdo con la BBC.
Tras anunciarse el resultado de la elección, las protestas en las calles de Nueva York, llegaron hasta Trump Tower, incluida la de otra neoyorkina, Lady Gaga, quien se manifestó sobre un camión en las afueras.
Los letreros dorados de su nombre, fueron retirados de tres edificios residenciales propiedad del magnate, porque sus inquilinos no desean ser asociados con él.
En su visita reciente a las instalaciones del New York Times, fue despedido en una mezcla de gritos y abucheos.
En el metro, en la estación Union Square, han estado construyendo un colorido muro con “post its” en el que se leen mensajes anti-Trump y en contra de sus promesas de campaña, como la construcción del muro, la deportación de millones de personas, etc.
El pasado fin de semana cuando el vicepresidente electo Mike Pence acudió a ver la obra de Broadway “Hamilton” fue abucheado por el público mientras salía y el elenco le dedicaba unas palabras.
Este sentimiento de antipatía se explica porque la abrumadora mayoría, 79% de los votos emitidos en el estado fueron para Hillary Clinton, y en la ciudad, 4 de los 5 distritos o boroughs votaron demócrata.
En Manhattan, en donde se encuentran varias de sus propiedades, 9 de cada 10 votos fueron para Clinton.
A pesar de eso, Trump ha manifestado su deseo de continuar habitando parcialmente su condominio en Manhattan mientras funge como presidente, lo que según reportes generaría un gasto de 1 millón de dólares diarios para mantenerlo seguro en su fortaleza dorada.