Aunque parece algo natural y pocos pasajeros lo toman en cuenta o se ponen a pensar por qué son de esa forma, las ventanillas de los aviones de aerolíneas son redondas, pero no siempre fueron así.
De acuerdo con algunos expertos en aviación, la razón por la que las ventanillas de los aviones no son estéticas. Sin embargo, hubo unos años donde las ventanas de los aviones eran cuadradas hasta que una serie de eventos obligó a los fabricantes a cambiarlas.
En 1949, se estrenó el De Havilland Comet, el primer avión comercial a reacción en el mundo creado por el fabricante británico De Havilland, el cual era completamente diferente a los otros aviones de la época. Era una aeronave con una cabina presurizada que podía volar a mayor altitud (más de 30, 000 pies) y más rápido que los aviones de hélice, que en aquel entonces dominaban los cielos.
A diferencia de los aviones de hélice, que debido a sus motores causaban mucho ruido y vibración durante el vuelo, el Comet ofrecía una experiencia tranquila, lo cual facilitaba los viajes de larga distancia para los pasajeros. La altitud a la que volaba también permitía que el avión evitara el mal tiempo.
Sin embargo, el éxito del Comet no duraría mucho, ya que en 1954 ocurrieron dos accidentes que provocaron la muerte de 56 personas. El primero, el vuelo 781, salió de Roma en enero con destino a Londres. Tras 20 minutos de vuelo, se cortó la comunicación con el aparato. El avión cayó al mar en llamas.
Pocos meses después en abril, ocurrió la segunda tragedia. Se trató del vuelo 201 viajaba de Roma a El Cairo. Después de 40 minutos, hubo problemas y cayó al mar cerca de Nápoles.
Los vuelos de los aviones Comet fueron suspendidos después de ambos accidentes. El primer ministro británico Winston Churchill declaró que averiguar el porqué de los accidentes era de máxima importancia.
Ante ello, la evidencia indicaba que el accidente se debió a la fatiga de material del avión, pero no se sabía por qué. Se sospechaba que tenía que ver con el efecto de presurización sobre el avión. Para probar la hipótesis, los investigadores pusieron un fuselaje de Comet en un tanque de agua para simular los cambios de presión dentro de la cabina.
Las pruebas señalaron que el problema estaba en la forma de las ventanas. Los investigadores descubrieron que la presurización repetida a la que estaba sometida el avión había causado que el fuselaje al rededor de las ventanas se partiera. Los ángulos de las ventanas cuadradas causaron que el metal en esos sitios experimentara más presión que cualquier otro sitio en la cabina. Esto causó la fatiga de material. Debido a esto, los aviones no eran capaces de soportar la alta presión de aire y explotaban.
Debido a ello, De Havilland cambió la forma de las ventanas y aumentó el grosor del revestimiento del avión. A pesar de esto, el Comet nunca transportó a otro pasajero. Los siguientes modelos, Comet 2 y Comet 3, tampoco llegaron a transportar a nadie. Para el año 1958, había llegado el Boeing 707, otro avión de reacción.