La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, echó abajo un proyecto para iluminar el icónico letrero de Hollywood apenas 10 días después haber sido aprobado el esfuerzo por su antecesor Eric Garcetti, tras las objeciones de vecinos de la turística área y ambientalistas.
Desde que se reconstruyó en 1978, el letrero de Hollywood no ha contado con un sistema de iluminación propio. No obstante, se ha iluminado en las últimas décadas en momentos especiales de la ciudad, como los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y la llegada del milenio.
Los llamados para iluminar el letrero, emblema turístico de la ciudad de Los Ángeles, han crecido en los últimos años. Pero las discrepancias respecto a cuándo y cuánto debería ser iluminado han alimentado la controversia entre quienes apoyan dar luz por las noches al letrero que se erige en las montañas del Parque Griffith.
Por otro lado, vecinos y ambientalistas se oponen argumentando que la iluminación provocaría que turistas saturaran las reducidas calles de Hollywood y causarán daños a la vida silvestre del parque.
En su último día al frente de la Alcaldía de Los Ángeles el 12 de diciembre, Garcetti autorizó un programa piloto de 18 meses para permitir la iluminación del letrero. La autorización estipulaba que el letrero no podía encenderse más de seis veces al año y por no más de tres días cada vez.
Garcetti argumentó que por el centenario del letrero de Hollywood en 2023 “parece apropiado aprovechar estos esfuerzos exitosos para iluminar el monumento más famoso de nuestra ciudad”.
De acuerdo con el demócrata, The Hollywood Sign Trust, la entidad sin fines de lucro que administra el letrero, "ha probado nueva tecnología" y las pruebas "han demostrado cómo las nuevas tecnologías pueden enfocar las luces y ayudar a reducir el impacto de las luces en la vida silvestre y la luz ambiental en los residentes locales".
Los vecinos no tardaron en reaccionar. Propietarios del área de Hollywood enviaron esta semana una carta a Bass criticando la decisión de su antecesor con el argumento de que la iluminación del letrero tendría un efecto adverso en la vida silvestre y las calles de la ciudad, y que violaba ciertas normas locales.
La muerte el pasado 17 de diciembre del puma P-22, que por más de una década vivió en el Parque Griffith y se había convertido en un símbolo de campañas en defensa de la vida silvestre, echó más leña a la controversia. El animal había visto deteriorada su salud tras ser atropellado por un vehículo a inicios de diciembre.
Bass anuló la orden de Garcetti porque había “preocupaciones” respecto a su legalidad, según información citada por el rotativo Los Angeles Times.
El letrero, que fue construido en 1923 como parte de una estrategia publicitaria de un desarrollador de viviendas, originalmente estaba compuesto por tres paneles (Holly, Wood, Land) y programado para permanecer solo un año y medio. EFE