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Desde su llegada al aeropuerto Internacional de San Antonio, Texas, los seleccionados se encontraron con el cálido recibimiento de su afición.

Cientos de personas de todas las edades se dieron cita para recibirlos y escoltarlos hasta el hotel de la concertación, lo mismo ocurrió durante el entrenamiento.

Algunos viajaron desde México, otros de diversas partes del estado de Texas e incluso del país, para ver este partido contra Estados Unidos que de amistoso no tuvo nada.

Muchos optaron por alojarse en hoteles del centro, para llegar caminando hasta el estadio, otros con familiares y algunos no sabían dónde pasarían la noche, todo por ver al TRI.

En promedio el costo de una habitación en el centro de la ciudad es de 120 dólares por noche, pero algunos optaron por hoteles fuera del centro por los que pagaron entre 70 y 100 dólares.

El Alamodome se ubica a pasos del Riverwalk, sobre la carretera 37 en accesos fáciles y convenientes aun para el peatón.

Vimos a muchos aficionados mexicanos provenientes del norte de México, llegaron por carretera, pues la ciudad del Álamo queda tan solo a dos horas y media de Nuevo Laredo, Tamaulipas.

Con las caras pintadas, las banderas del país, gritos y porras, animaron a su selección.

Por su parte los Estados Unidos contó también con un nutrido grupo de fanáticos que sin embargo fueron silenciados por la algarabía mexicana, hasta que comenzaron a caer los goles y entonces todo cambió.

Vive USA te presenta una galería con lo mejor de la fanaticada de ambos países.

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