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Durante las vacaciones de primavera, muchas familias canadienses acostumbran a cargar a los niños en un autobús turístico y dirigirse a Nueva York para ver la Estatua de la Libertad, el Rockefeller Center y otras atracciones. Es el comienzo de la temporada más agitada de Comfort Tour, una firma con sede en Toronto que usualmente transportaba entre 200 y 300 turistas a la Gran Manzana cada marzo.
Sin embargo, de acuerdo con Los Angeles Times, este año, sólo 11 personas se han inscrito en sus excursiones. “Incluso los blancos anglosajones, que son la mayoría de nuestros clientes, tienen miedo de cruzar la frontera. No quieren terminar en una cárcel”, se lamentó Al Qanun, gerente y copropietario de la agencia de viajes.
Las consecuencias de las órdenes ejecutivas del presidente Trump para limitar el ingreso de ciudadanos de algunos países de Medio Oriente y África tienen consecuencias de gran alcance para el negocio del turismo en los Estados Unidos.
Las siete naciones incluidas en la orden ejecutiva original de Trump, firmada en enero pasado, representan apenas el 0.1% de los turistas entrantes. En cambio, una atmósfera generalizada de temor en los aeropuertos de todo el país están asustando a muchas personas sin la menor conexión con el mundo musulmán.
“Piense dos veces antes de viajar a Estados Unidos si no quiere recibir el mismo trato que Mem Fox”, decía un título reciente de la revista australiana Traveller, en referencia a la autora de libros infantiles que juró no volver jamás al país luego de ser interrogada en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, donde había llegado para brindar una conferencia literaria.
El diario Toronto Star publicó a fines de enero pasado un comentario en el cual se pedía a los canadienses que renunciaran a viajes innecesarios a Estados Unidos hasta que Trump deje el cargo.
La consultoría Tourism Economics of Wayne, Pensilvania, que analizó las cifras de varias aerolíneas y sitios web de reservas proyectó que Estados Unidos perderán 6, 300 millones de visitas para fin de año, lo cual se traduce en 10, 800 millones de dólares. La situación podría afectar a casi 90,000 estadounidenses, cuyos empleos están directa o indirectamente relacionados con el turismo.
“No se necesita mucha incertidumbre o antipatía para influir en las decisiones de un destino de viaje determinado. En última instancia, los destinos y las empresas están en el negocio de construir una marca y un mensaje que sea acogedor… Toda esa retórica de ‘los EE.UU. primero’, en diversas áreas políticas como el comercio, la diplomacia y la inmigración, generan exactamente lo contrario”, afirmó Adam Sacks, el presidente de la compañía.
Entre las ciudades que más perderán con ella se encuentran Nueva York, Miami, Los Ángeles y San Francisco. La Gran Manzana espera una baja de 300,000 turistas extranjeros este año, lo cual genera una gran preocupación porque son ellos quienes gastan mucho dinero en la urbe, cerca de cuatro veces más que los visitantes nacionales, precisaron los funcionarios.
Henry Rousso, un prominente historiador francés y experto en temas del Holocausto, y Muhammad Ali Jr., hijo de la leyenda del boxeo y ciudadano estadounidense, también se han quejado de un agresivo interrogatorio en el aeropuerto.
Una técnica de laboratorio de 30 años de edad, nacida en Canadá de padres indios, fue demorada durante seis horas el pasado fin de semana y enviada de regreso a su país, cuando intentaba pasar unos días en un spa en Vermont. La mujer declaró a la prensa canadiense que sus amigos, quienes son blancos, no fueron interrogados.