Washington es uno de los mejores estados de la Unión Americana para apreciar la naturaleza y si viajas a la ciudad de Seattle vale mucho la pena tomar algunos días para visitar los parques nacionales cercanos.
Estos parques nacionales se ubican a 2 o 3 horas de Seattle y tienen montañas impresionantes, majestuosos bosques que parecen salidos de un cuento de hadas, lagos y espacios para el senderismo.
El Monte Rainier es todo un emblema del estado de Washington y para visitar su parque nacional solamente tienes que viajar 2 horas desde Seattle. Es perfecto para ver flores silvestres en primavera, para hacer senderismo y tomar fotografía de paisajes.
El Monte Rainier mide 14,410 pies y es un volcán activo, pero está monitoreado tan de cerca que los visitantes pueden estar tranquilos. Los turistas llegan a Paradise, zona ubicada a 5,400 pies sobre el lado sur de la montaña y el destino más popular del parque.
Hay praderas y senderos para observar el glaciar Nisqually que alimenta el río del mismo nombre. Podrás ver lagos serenos. También hay un pequeño museo y granjas históricas, así como marmotas y otros animales de pradera.
Este es un parque nacional que parece sacado de un cuento o de un sueño. De hecho, recibió el nombre de Monte Olimpo porque es “apto para ser el hogar de los dioses”. Tiene picos luminosos, exuberantes bosques tropicales y una franja de playas salvajes, todo ello en una península frente a Seattle.
Únicamente necesitarás viajar 2.5 horas desde Seattle para ver estas bellezas por ti mismo.
El Parque Nacional Olympic tiene uno de los bosques más sorprendentes del mundo. Se trata del Fairy Forest o Bosque Verde de Hadas, un largo sendero repleto de viejos árboles en los cuales ha crecido musgo, dándoles una apariencia de cuento de hadas.
Este lugar también es popular por tener tres ecosistemas diferentes con cascadas, árboles centenarios, montaña, aguas termales y hasta ríos caudalosos. Fue designado Reserva Internacional de la Biósfera por la Unesco.
Sus playas costeras son perfectas para observar tormentas, explorar pozas de marea, hacer caminatas escénicas y, para los experimentados, practicar surf. También puedes ver el Lago Crescent.
Se ubica a 2 horas y media de Seattle y sus atracciones principales son el Monte Baker y las Montañas Cascade. Es perfecto para ver vida salvaje, hacer rutas de senderismo y maravillarte con sus lagos alpinos.
Visit Seattle dice que North Cascades cuenta con caminos accesibles en cascadas, prados alpinos y hay una variedad de “criaturas peludas” cuando llega el verano, como marmotas y ardillas. Algunos de sus imponentes picos y amplios lagos son visibles desde la carretera 20.
“El lado oeste de la cordillera Cascade es exuberante y está poblado de abetos de hoja perenne. Los lagos Ross y Diablo, ambos de un fantástico azul turquesa, se encuentran cerca del campamento de Colonial Creek, y Ross se extiende hacia el norte hasta la frontera con Canadá”, anotan.