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Los visitantes de Padre Island National Seashore han hallado una extraña criatura en las costas del sur de Texas. Se trata de los dragones azules… Pero tranquilo, no se trata de reptiles voladores, sino de un tipo de nudibranquio o babosa de mar.
Global News señala que Hunter Lane, un niño de siete años, fue uno de los primeros en descubrir los dragones azules en la isla a inicios de mayo. Vio varios y los recogió en un balde para mostrárselos a su padre.
La página oficial de Facebook del parque compartió las fotografías de Hunter Lane y señaló que el hallazgo fue “extraño”. “Los dragones azules son muy pequeños, generalmente miden sólo 3 cm, pero no dejes que su tamaño te engañe, tienen una defensa digna del nombre de dragón”.
No son venenosos por sí mismos, pero son depredadores de medusas azules. “Debido a que las comen, su picadura puede ser más punzante y dolorosa que la de las mismas medusas, también conocidas como Portuguese man-of-war”, explicaron.
Las autoridades del parque pidieron a los visitantes que admiran a los dragones azules mantener su distancia. Pues, si bien son hermosos, pueden picar y desencadenar reacciones en la piel.
Características de los dragones azules
Oceana, una organización de protección de los océanos, abunda sobre las características de los dragones azules, cuyo nombre científico es Glaucus atlanticus.
“También conocido como dragón azul, golondrina marina o ángel azul, el glaucus azul es una especie de babosa de mar de colores brillantes (nudibranquio), y se puede encontrar en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico en aguas templadas y tropicales”.
Explican que, como la mayoría de los nudibranquios, esta especie incorpora productos químicos tóxicos o células que pican de su presa en su propia piel. Esta capacidad le proporciona un mecanismo de defensa contra la depredación.
A menudo los dragones azules nadan volteados, mostrando su vientre de colores brillantes. Una burbuja de aire es lo que los mantiene a flote.
Esta especie es hermafrodita: cada individuo produce tanto óvulos como esperma. “Sin embargo, un individuo no puede fertilizar sus propios huevos, y las parejas aún deben aparearse”, especifica Oceana. Suelen poner huevos sobre los cadáveres de sus presas.