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La alta cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera podría alterar el jet stream, canales estrechos de aire rápido que ocurren a gran altitud, y provocar que la turbulencia que enfrentan las aeronaves se duplique para mediados de este siglo, de acuerdo con Paul Williams, un científico de la atmósfera de la Universidad de Reading.
El jet stream es la causa más conocida de la turbulencia, que se presenta, a diferencia de tormentas y otros fenómenos meteorológicos, sorpresivamente ante los pilotos.
El jet stream se forma en áreas en donde ocurren una diferencia de temperaturas, a mayor diferencia de esta, más fuertes son esos canales de viento.
En un estudio publicado en Advances in Atmospheric Sciencies el pasado 6 de abril, Williams usó modelos por computadora para demostrar el impacto que el incremento del dióxido de carbono tendría sobre la turbulencia en el océano Atlántico a altitudes de 39 mil pies, altitud común en los aviones que cruzan el océano.
De acuerdo a estos modelos, la turbulencia en general se incrementaría entre 36% y 188%. La turbulencia ligera que pone nerviosos a los pasajeros no es problema normalmente para los que controlan la nave, pero un jet stream severo puede catapultar de sus asientos a pasajeros que no tengan puesto su cinturón y a la misma tripulación, y los modelos demuestran que este podría incrementarse hasta en 149%.
Tanto aerolíneas como pasajeros tendían razones para preocuparse, la turbulencia es la principal causa de lesiones accidentes no fatales de avión, de acuerdo con La Asociación Internacional de Transporte Aéreo.
Más de 20 personas fueron lesionadas en un vuelo de Shanghai a Toronto en diciembre de 2015 cuando la nave se encontró con turbulencia severa volando sobre Alaska.
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