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Bangor, ubicada el estado de Maine y en la región de Nueva Inglaterra, es una ciudad pequeña de Estados Unidos que cuenta con 32 mil habitantes y es el clásico lugar estadounidense donde no pasa nada. Sin embargo, no es así del todo.
Pese a ser una ciudad pequeña y poco transitada, Bangor cuenta con un aeropuerto que se inauguró en 1927, que se militarizó poco antes de la segunda guerra mundial y siguió en manos de las fuerzas armadas hasta 1968 cuando volvió a pasar a manos del ayuntamiento.
Actualmente, dicha terminal aérea mantiene actividad militar con presencia de la guardia nacional, aunque el grueso de sus operaciones son civiles y comerciales con algunos vuelos diarios de Delta Air Lines, American Airlines y United Airlines, aunque la mayor parte se operan solo en la temporada de verano.
Dicha pista de vuelo posee un récord mundial muy sorprendente: es la que ha recibido más desvíos de aeronaves por emergencias del mundo. Durante los últimos 11 años han sido 1, 170 aterrizajes de emergencia recibidos, según las estadísticas del aeropuerto que dirigen Anthony Caruso y James Cander.
Dichas cifras contratarían con la lógica que nos llevaría a responder que los aeropuertos más transitados diariamente como el de Atlanta, Londres, París, Shangai o los de Nueva York liderarían esta lista, pero no es así: la geografía y naturaleza provocan que todos esos vuelos hayan aterrizado notificando emergencia o desviándose de su ruta programada para acabar aterrizando en la pista 33-15 de Bangor.
Los datos indican que de los 1,170 desvíos a su aeropuerto, 22 han sido por motivos de seguridad, 90 por problemas mecánicos, 95 por necesidades de atención médica urgente, 254 por meteorología y 709 por problemas con el combustible, siendo el grueso de estos vuelos los que cruzan el Atlántico desde Europa y hacia América por el Atlántico Norte.
La gran pista de vuelo de Bangor, con 3, 400 metros de largo por 60 de ancho, está preparada para el aterrizaje de todo tipo de aeronaves, incluidos los Boeing 747 y Airbus A380 de pasaje o los enormes Antonov 124 o 225 de carga. La mayor parte de desvíos por problemas con el combustible son por precaución.
Los desvíos por seguridad son afortunadamente muchos menos y entre los desvíos que destacan en las estadísticas que maneja Anthony Caruso está el del avión de United que en 2004 transportaba desde Londres a Washington al cantante Cat Stevens y tras su conversión al islamismo renombrado como Yusuf Islam.
El músico estaba en una lista de personas a las que se le negaba volar a Estados Unidos y aun así consiguió embarcar. En pleno vuelo saltaron las alarmas y el comandante del avión recibió la orden de aterrizar en Bangor, donde un gran despliegue de seguridad esperaba al cantante que fue retenido allí hasta devolverlo a Reino Unido, curiosamente pasando por los aeropuertos de Boston y Washington.
Gracias a ello, el aeropuerto ha alcanzado importancia y se ha convertido en una plataforma imprescindible para el correcto funcionamiento de uno de los principales corredores aéreos del mundo, el Atlántico Norte.