White Sands, un majestuoso desierto de arena blanca en Nuevo México, fue nombrado el Parque Nacional número 62 de los Estados Unidos, por su belleza natural.
Imponentes dunas de yeso se extienden como olas en las 71 mil 224 hectáreas del parque, creando bellos paisajes que se asemejan a la nieve, por la tonalidad blanquecina de cada grano de arena.
También conocida como la Cuenca de Tularosa, esta zona de Nuevo México estaba cubierta con pastizales hace 10 mil años. Sin embargo, hace 6 mil años se derritió el hielo que cubrió la cuenca y los animales murieron. Los fuertes vientos y las lluvias ayudaron a crear las dunas que permanecen en la actualidad.
Después de décadas de ser una atracción turística por su belleza única y ser una reserva protegida, en este 2019 se convirtió en un Parque Nacional, con el fin de seguir protegiendo su riqueza.
El Servicio Nacional de Parques destaca la rareza de la arena blanca de White Sands, pues el yeso se disuelve en el agua y no es normal encontrar dunas de millones de toneladas de este compuesto.
Alrededor de la cuenca se localizan las montañas de San Andrés y Sacramento, las cuales están compuestas de yeso y cada lluvia lleva este mineral hasta el suelo, lo que conserva las dunas.
El Parque Nacional es una región prácticamente virgen, por lo que no es posible realizar las mismas actividades que en otras regiones del país.
Los visitantes pueden conducir por un camino especial para apreciar las dunas de yeso y caminar sobre ellas en algunas paradas. También está disponible para paseos en bicicleta o senderismo, donde se obtienen fotografías espectaculares.
Asimismo, es posible bajar por las dunas en trineos, como si se tratara de nieve. No obstante, sólo se permite en espacios lejanos a la carretera y con poca vegetación.
Los turistas pueden acampar sobre la arena de yeso para conocer a los animales nocturnos de la región, pero necesitan tramitar un permiso en el Centro de Visitantes.
White Sands está abierto al público de 7:00 a 18:00 horas, aunque de mayo a septiembre se extienden las operaciones hasta las 21:00 horas.
La entrada tiene un costo de 20 dólares (380 MXN) por automóvil o 10 dólares (190 MXN) por peatón.
Está totalmente prohibido llevar arena, plantas, rocas, cristales o fósiles del parque, pues las autoridades buscan conservar su belleza. Tampoco se permite alimentar a los animales o tocarlos, ya que algunas especies pueden ser venenosas.