Niños y adultos reservan sus atuendos más espeluznantes para lucirse durante el Halloween en Estados Unidos, ya que es una de las celebraciones más populares del país, aunque no muchos conocen su verdadero origen.
El Día de Brujas se lleva a cabo el 31 de octubre no sólo en Estados Unidos, también algunas regiones del mundo han adoptado la tradición por los llamativos disfraces y las originales actividades que se acostumbran.
Tan sólo en el Halloween 2019 se registró una derrama económica de 8 mil millones de dólares en la Unión Americana. Según la Federación Nacional de Minoristas, cada habitante gastó en promedio 92.12 dólares (1,950 MXN) entre disfraces, dulces, adornos y tarjetas.
La popular celebración de terror tiene su origen en el Samhain, un antiguo festival celta con el que se despedía al dios del Sol y marcaba el fin del verano, cuando los días se hacían más cortos.
Los celtas creían que en esta época se difuminaba la barrera "entre el mundo de los muertos y el de los vivos" y regresaban las almas de los fallecidos al mundo de los mortales para visitar a sus familiares.
De acuerdo con Cambridge School, el All Hallows 'Eve está inspirado en los festivales que se realizaban en algunos asentamientos católicos en Irlanda, Reino Unido y Francia, quienes encendían hogueras y utilizaban disfraces con pieles de animales como un medio de "protección" ante los espíritus.
La tradición de Halloween se trasladó a Estados Unidos cuando algunos irlandeses emigraron durante la hambruna de la papa. Los nativos de América adoptaron la celebración y le realizaron algunas modificaciones.
Una de las costumbres irlandesas que sí se transformó fue la elaboración de lámparas con calabazas, conocidas como Jack-O'-Lanterns, pues en Europa se tallaban nabos.
Una de las prácticas más populares de Halloween entre los niños son las andanzas de casa en casa para pedir dulces.
De acuerdo con Cambridge, el truco o trato nació en Gran Bretaña e Irlanda durante la Edad Media. En esta época, adultos y niños pedían dinero o comida en cada puerta a cambio de una oración a nombre de los muertos.
El dulce tradicional que se repartía estaba hecho con nuez, jengibre, canela y pasas, en forma de pastel con una cruz que representaba un alma.
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